EL PAíS
De un puñado de dirigentes rebeldes a un partido de alcance nacional
El ARI festejó haber logrado representación en los 24 distritos. Carrió presentó a las nuevas autoridades: Susana García y Elsa Quiroz.
Por José Natanson
Nacido en diciembre del 2000 como la unión transitoria de algunos dirigentes descontentos con las políticas de la Alianza, el ARI logró convertirse en un partido hecho y derecho. Y lo festejó ayer, con un festivo acto en el Teatro Coliseo, donde se presentó en sociedad a las nuevas autoridades: Susana García, que presidirá la Asamblea Nacional, y Elsa “Tata” Quiroz, flamante secretaria general de la fuerza. “Eramos pocos y, como decía Duhalde, parecíamos nadie, pero hoy estamos viendo el nacimiento del ARI y es uno de los días más hermosos de mi vida”, sostuvo Carrió en el final del acto.
El teatro, el mismo en el que se lanzó la campaña presidencial, lucía lleno de militantes. Unos 3500, muchos llegados del interior, que se acercaron a festejar la normalización de la fuerza, que tras cuatro años de trabajo consiguió representación en los 24 distritos. A las seis de la tarde, mientras se aguardaba el ingreso de los dirigentes reunidos en un aparte para cumplir la formalidad de elegir a las autoridades, el locutor comenzó a leer las adhesiones: Martín Sabbatella, el Frente Amplio y el PT. Y, como Silvio Soldán en Domingos para la juventud, mencionó uno a uno los carteles de la tribuna: “Está la gente de Entre Ríoíooooooooooos”, gritaba el hombre.
Luego del cantor mendocino Julio Azzaroni, que entonó una increíble payada sobre el lavado de dinero y el saqueo de la Argentina, la primera plana del ARI hizo su ingreso triunfal. Diputados como María América González y Marta Ma-
ffei, jefes de distrito como Carlos Raimundi y Fernando Melillo, los integrantes de la nueva conducción y, elegante con un vestido naranja eléctrico, Elisa Carrió.
La primera en hablar fue Susana García, jefa del ARI de Santa Fe y actual diputada nacional, que recordó los comienzos del partido, “cuando estábamos en el desierto y pocos creían en nosotros”. El siguiente fue Eduardo Macaluse, encarnación del cupo masculino en una fuerza de predominante presencia femenina, y luego Elsa Quiroz. Vieja militante de Suteba, ex presa política durante la dictadura, Quiroz tuvo que abandonar su eterno bajo perfil para calentar el ambiente antes de Carrió, que la escuchaba sentada y fumando. No lo hizo mal, aunque se la notaba un poco incómoda en su nuevo rol de oradora a teatro lleno: “Hoy estamos festejando el nacimiento del ARI, una fuerza que tiene como misión fundamental identificarse con los más débiles”, dijo Quiroz.
Luego del video en pantalla gigante, donde se resumía la breve historia partidaria, Carrió se acercó al estrado. Visiblemente emocionada, la chaqueña presentó a las nuevas autoridades: García y Quiroz, dos viejas amigas y socias fundadoras del ARI, que asumirán los cargos principales. Las acompañarán el diputado Fabián De Nuccio, titular de la Junta Electoral; Fernando Sánchez, un ex asesor de Carrió designado al frente del Consejo de Contralor Patrimonial, y Alicia Terrada, una ex compañera de Facultad de Lilita, que quedó a cargo del Tribunal de Etica.
De bajo perfil, las nuevas autoridades tendrán por delante el desafío de conducir una fuerza creada a imagen y semejanza de Carrió. Aunque declinó premeditadamente cualquier cargo en la conducción (es apenas uno de los nueve integrantes de la junta nacional), la chaqueña seguirá siendo la figura excluyente del ARI; un partido joven, con una estructura pequeña y desprovisto –salvo unas pocas excepciones– de caras conocidas. Ayer, justamente, Carrió anunció una nueva incorporación: Gustavo Gutiérrez, el ex diputado por el Partido Demócrata que la acompañó como candidato a vicepresidente.
Pero ni el difícil desafío de la nueva conducción, ni las elecciones del año que viene, ni siquiera su candidatura a diputada por la Capital fueron los ejes de la convocatoria de ayer, más parecida a un festejo que a un acto político. “Ha pasado el invierno, llegó la primavera y es tiempo de cosechar lo que hemos sembrado con dolor”, comenzó Carrió su discurso, desprovisto de críticas al oficialismo –sólo aludió al Gobierno alreferirse a “esos funcionarios narcisos que se miran en los espejos ennegrecidos de Artemio López”– y con eje en la idea de contrato moral: “Sin contrato moral no hay posibilidad de desarrollo y por eso creemos en este camino, que es el camino de la paz, el camino de una lucha a lo largo del tiempo por la verdad y la justicia”, concluyó.