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El Gobierno logró el respaldo de los senadores que integran la Comisión de Asuntos Constitucionales para unificar las elecciones nacionales el 23 de octubre de 2005. El dato parecería una nimiedad si se tiene en cuenta que en la Cámara alta el oficialismo cuenta con mayoría propia y que esa comisión justamente la preside Cristina Fernández de Kirchner. Lo cierto es que el debate que disparó el proyecto no estaba en los planes de nadie. Tal vez por la certeza que les daba no poner en peligro la aprobación de la norma, les dio a algunos parlamentarios del peronismo la libertad de poner sobre la mesa sus cuestionamientos.
Miguel Angel Pichetto, titular del bloque peronista, señaló que con este proyecto “se ponía fin a un enorme fixture electoral”. Eduardo Menem acompañó la iniciativa, pero recordó que algunas constituciones provinciales, al poner fecha a la realización de los comicios, harán imposible que se cumpla con la norma. Fue Cristina Kirchner quien recordó que ése era el caso de Tierra del Fuego.
El debate lo disparó el radical de Santa Cruz, Carlos Prades. Sostuvo que en algunas provincias, las que tienen Ley de Lemas, al sumar los comicios provinciales a los nacionales trasladarían el mecanismo de lemas también a la elección de los legisladores nacionales.
Desde el oficialismo se le recordó que la Ley de Lemas era motivo de otro debate. “Les reconozco a los radicales su coherencia en oponerse a la Ley de Lemas. Pero no es éste el mecanismo para hacerlo. Si quieren terminar con la Ley de Lemas tienen que reclamar una reforma constitucional”, dijo Cristina para poner fin a la polémica. Fue Jorge Yoma quien hizo causa común con Prades. Lo hizo luego de señalar que estaba de acuerdo con la iniciativa de unificar los comicios en una sola fecha, pero compartió los argumentos de Prades.
El enojo de Menem fue evidente. Era claro que Yoma hablaba pensando en la interna riojana. En buen romance veía en esta medida una posibilidad de que el oficialismo menemista que gobierna La Rioja pudiera colgarse de los candidatos nacionales para sumar espacios. Algo que, a su entender, marginaría a las minorías. Precisamente, Yoma ingresó al Senado en representación de la minoría en la provincia. La interna riojana marcaba la temperatura del debate cuando Menem optó por dejar el salón.
Prades volvió a cargar sobre la Ley de Lemas. Argumentó que es nociva para la calidad institucional y que distorsiona el proceso democrático. “Tenemos intendentes que ganan con el 15 por ciento”, redondeó Prades, quien también señaló que los lemas incluyen elementos “distorsivos”.
Fue Pichetto quien volvió a referirse a las distorsiones. “En todo caso también son distorsivas las políticas clientelares, la obra pública cuando se realiza antes de los comicios”, dijo el rionegrino. La primera dama se enojó por el planteo. “Más que distorsivos, estos argumentos me parecen reaccionarios”, dijo. Aunque el último que había utilizado el término había sido Pichetto, sus dardos apuntaron a Prades y a la oposición.
A esa altura estaba claro que se estaba hablando de otra cosa. En Cristina quedó la duda que sus legisladores ponían en tela de juicio la capacidad de tracción o identificación de la gestión nacional. Yoma no estaba polemizando con el Gobierno, sino con el menemismo. Continuará dentro de 15 días, cuando el proyecto se apruebe en el recinto.