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Mientras elabora cambios estructurales para mejorar la seguridad de Néstor Kirchner, el Gobierno anunció ayer que el mayor César Pablo Yagüe será el nuevo jefe de la Agrupación Seguridad e Inteligencia de la Presidencia y que el mayor Carlos Ruarte será el nuevo jefe de la Seguridad de la Residencia de Olivos.
Las medidas fueron instrumentadas por el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, quien tiene bajo su órbita la seguridad presidencial y que desde hace días viene analizando cambios de fondo en ese sentido.
Yagüe reemplazará al teniente coronel Juan Sartori, desplazado el martes del cargo como consecuencia del ingreso de un intruso a la quinta de Olivos y el desperfecto en la turbina del Tango 01. Por su parte, Ruarte asumirá en lugar del teniente coronel Guillermo Abraguín, quien fue relevado el miércoles pasado, apenas se hizo pública la noticia del intruso que deambuló dentro de la residencia presidencial por más de tres horas sin ser detenido.
Con estas decisiones, Yagüe se transformará en el flamante titular de uno de los puestos claves de la seguridad presidencial y que se encuentra debajo del jefe de la Casa Militar, Gustavo Giacosa. ¿Cuál será la responsabilidad de Yagüe?: controlar la entrada y salida de la Quinta de Olivos, el sistema de seguridad y monitoreo que funciona en esa finca y el ingreso y egreso de personas de la Casa de Gobierno.
Para ocupar los nuevos puestos en la Casa Militar, tanto Yagüe como Ruarte serán promovidos de su cargo de mayor al de teniente coronel.
De este modo, desde el Gobierno mostraron la intención de realizar algunos cambios para corregir los errores y alcanzar una mejor coordinación en el esquema de seguridad del Presidente.
Ayer, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, aseguró que se están “analizando” las próximas medidas a realizar y se negó a precisar si habrá nuevas bajas. Hasta ahora, además de Sartori, fueron desplazados el jefe de la Seguridad de Olivos, Guillermo Abraguín; los oficiales de servicio Enrique Iglesias y Antonio Urregola y dos granaderos, quienes dejaron de cumplir servicio un día después del ingreso del intruso a la quinta de Olivos.
“Dejemos que sea la Secretaría General de la Presidencia, que es la que tiene la responsabilidad en esta área, la que los lleva a cabo, si es que tiene que hacer (esos cambios)”, señaló Fernández al aludir sobre lo que se viene en materia de seguridad.
Los funcionarios que están trabajando en el diseño del nuevo esquema explican que “la seguridad presidencial debe tener una conducción unificada, personal específico y una lógica propia que no responda a las internas ni a los lobbies”.
La fuerza específica que los hombres del Gobierno tienen en mente y que Página/12 adelantó el último domingo contaría con un escalafón propio, es decir, una suerte de carrera de seguridad presidencial, donde aquel que ingrese vaya ascendiendo dentro de dicho escalafón. Para el diseño de esa fuerza se está tomando como referencia escuadras que funcionan en otro país, como el servicio secreto norteamericano.
Este diario consultó ayer a la Casa Rosada sobre los tiempos que maneja para anunciar públicamente los cambios. “No se va a hacer nada a las apuradas, ni habrá grandes anuncios en el corto plazo porque se trata de un tema delicado”, señaló una fuente oficial.
–¿Podría no haber cambios más allá de los reemplazos de los militares desplazados?
–Eso sería una simpleza. Si bien estamos seguros de que hubo una falla humana en el ingreso del intruso a Olivos, hay que pensar en un reordenamiento que vaya más allá de las personas, que se cambie el esquema general de la seguridad del Presidente.