EL PAíS
El canciller Rafael Bielsa recibió al hijo de la médica cubana Hilda Molina
Roberto Quiñones reiteró ante Rafael Bielsa el pedido para que continuaran las gestiones con Cuba. El hijo de la médica solicitó una entrevista con el presidente Néstor Kirchner para explicarle la situación.
El caso de la médica cubana Hilda Molina, a quien el gobierno de Fidel Castro no le permite viajar a la Argentina para conocer personalmente a sus nietos, volvió a ocupar ayer la agenda del canciller Rafael Bielsa: el funcionario recibió en su despacho al hijo de la mujer, Roberto Quiñones, y le transmitió que va a seguir explorando todas las vías diplomáticas posibles para tratar de que pueda reunirse con su madre. En la reunión Bielsa le presentó además al nuevo encargado del área de derechos humanos de la Cancillería, Horacio Méndez Carrera, quien también se ocupará del asunto. Quiñones reiteró que no irá con su hijos a Cuba, como ofreció la administración castrista, para reencontrarse allí con la mujer.
Quiñones llegó a la Cancillería a eso de las seis de la tarde junto a su esposa Verónica Scarpatti, con quien vive en el país desde hace diez años y tuvo dos hijos a los que Molina conoce sólo por foto. Bielsa lo recibió junto a Méndez Carrera y a Jorge Cardoso, un asesor del vicecanciller Jorge Taiana.
La reunión de Bielsa con Quiñones fue la primera entre ambos tras la crisis que desató en la Cancillería la negativa de Cuba a permitir que Molina pasara la Navidad en Buenos Aires junto a su hijo y sus nietos. Hacía tiempo que la Argentina venía pidiéndole al gobierno cubano que por una cuestión “humanitaria” la autorizara a viajar. La presión aumentó a principios de este mes, cuando el mismo Néstor Kirchner le envió una carta a Castro en la que le reiteró el reclamo. El líder cubano no accedió al pedido y ofreció, en cambio, que fuera Quiñones quien viajara a la isla.
Al enterarse de la respuesta, Molina se instaló en la embajada argentina en La Habana. La situación volvió a su cauce sin que se llegara a un conflicto diplomático, pero Bielsa perdió en el camino a su jefe de gabinete y hombre de confianza, Eduardo Valdés, y también fue forzado a renunciar el embajador argentino en Cuba, Raúl Taleb, quien desde ahí había manejado las negociaciones. La pérdida para Bielsa no fue menor y, de hecho, ayer mismo, en el brindis de fin de año con el cuerpo diplomático, recordó a Valdés y dijo que va a “extrañarlo”.
El interés de Quiñones de reunirse con Bielsa pasaba por saber en qué situación se encontraba el caso de su madre después de todas la idas y vueltas del último mes. La respuesta que obtuvo de parte del canciller fue que el Gobierno sigue interesado en el aspecto humanitario y que seguirá explorando todas las vías diplomáticas a su alcance para lograr que Molina pueda reunirse con sus nietos, a quienes aún no conoce en forma personal. Durante la charla, ambos analizaron las diversas alternativas posibles –días atrás se dijo que tal vez España podía ser un punto de encuentro para la familia– y lo que Quiñones dejó en claro es que no está dispuesto a viajar a Cuba con sus hijos. Es eso lo que Castro propuso en lugar de permitir a Molina viajar a Buenos Aires, pero Quiñones rechazó la contraoferta desde un primer momento.
“No tenemos ni remotamente decidido aceptar porque sería humillante para mi familia”, reiteró ayer antes de entrar a la reunión con Bielsa, de la cual se fue satisfecho. “Nos han ratificado la voluntad y la predisposición del Gobierno para seguir trabajando con nuestro caso”, declaró a la salida y calificó como “cordial” el encuentro con los funcionarios de la Cancillería. También subrayó entonces que “hace unos días no teníamos interlocutor, pero ahora el canciller nos transmitió todo el apoyo del Gobierno y el Presidente”.
Quiñones también le pidió a Bielsa que le organizara una reunión con Kirchner para poder plantearle su caso en forma personal. El canciller fue diplomático y le aseguró que le transmitirá su solicitud.