EL PAíS
Una pelea para definir la importancia de la pelea
“Puede ser que para el ex presidente el presupuesto no sea un tema serio, pero para mi administración es prioritario y fundamental”, dijo Solá en respuesta a Duhalde, quien había pedido que “no lo involucre en la interna”.
Por Martín Piqué
“Puede ser que para el ex presidente Duhalde el presupuesto no sea un tema serio, pero para mi administración es prioritario y fundamental.” Decidido a no retroceder, el gobernador Felipe Solá salió ayer a exigirles a los legisladores duhaldistas que voten el presupuesto provincial. Y lo hizo apenas un día después de que Eduardo Duhalde le reclamara que “no lo involucre” en la interna del PJ. Las declaraciones de Solá –las segundas que hace en menos de 48 horas, y las primeras en las que nombra explícitamente a Duhalde– volvieron a demostrar que la pelea entre felipistas y duhaldistas está en su momento más caliente.
Hasta hace poco era habitual que tras un cruce fuerte en los medios se produjera –como acto reflejo– un momento de calma, de búsqueda de distensión. Ayer Solá rompió la costumbre. Tras la frase que Duhalde le dedicó el viernes (se quejó de que lo quiere llevar “a temas absolutamente menores”), el gobernador volvió a hablar en público sobre el tema. Sus dichos llegaron a los medios a través de un comunicado de la gobernación.
“Sin el presupuesto 2005 deberemos destinar los recursos a cancelar nuestra deuda financiera en lugar de aplicarlos a la deuda social y de obra pública con nuestro pueblo. Estos son algunos de los problemas que enfrentamos con el presupuesto. Puede ser que para el ex presidente Duhalde el presupuesto no sea un tema serio, pero para mi administración es prioritario y fundamental”, decía textualmente el párrafo más fuerte del comunicado. Es, sin dudas, una señal de endurecimiento.
Como viene haciendo hasta ahora, Solá cargó contra los duhaldistas con un argumento que suena muy sensible a los oídos del Presidente: la gobernabilidad. En sus nuevas declaraciones, puntualizó el costo que significa para la provincia que no le hayan aprobado el presupuesto ni la refinanciación de las deudas con la Nación:
u Dijo que la provincia ya perdió 300 millones de pesos (que podrían haberse destinado a ayuda social e infraestructura) por no haber refinanciado las deudas con el Ejecutivo.
u Aseguró que no podrá descentralizar fiscalías y defensorías, ni crear nuevos tribunales y juzgados. Tampoco podrá poner en marcha la nueva ley de Minoridad, ya aprobada en la Legislatura.
u Remarcó, también, que no podrá iniciar nueva obra pública que ya estaba prevista en el presupuesto. Lo mismo sucederá –dijo– con el plan para construir 33 mil viviendas populares en el conurbano.
Si todo sigue así, con el presupuesto que aprobó la Legislatura vetado por el gobernador y con el veto sin tratamiento parlamentario, la provincia ingresaría en su tercer mes sin que se haya aprobado la ley que determina los gastos anuales.
Los duhaldistas prometen que esta semana le darán estado parlamentario al veto de Solá. Los hombres que responden a Duhalde desconfían de la indefinición que impera en el caso. Esta situación, creen ellos, beneficia políticamente al gobernador y le permite victimizarse a través de los medios. “Solá no quiere el acuerdo y le interesa la polémica mediática”, recelan ante quien quiera escucharlos.
La polémica, sin embargo, comenzó cuando los duhaldistas aprobaron un presupuesto que dejaba a Solá sin las mismas facultades que tiene la Nación. Esa movida fue una respuesta al gobernador por su decisión de crear una corriente política. Solá reaccionó vetando el presupuesto con el argumento de que no estaba dispuesto a “cogobernar”. El enfrentamiento llegó a afectar lo institucional, porque el veto incluyó a un artículo que permitía que Buenos Aires adhiriera al Programa de Financiamiento Ordenado (por el que las provincias se comprometen a controlar el gasto a cambio de la refinanciación de sus deudas).
La pelea está ahora en una encrucijada difícil. Para los duhaldistas, la situación los pone en el lugar de quienes impiden gobernar. Solá tiene todo un poco más claro. Perdido por perdido, ya no oculta su decisión depresentarse por afuera del PJ. “Los partidos políticos han perdido cada día más vigencia”, dijo ayer su ministro de Gobierno. Era un mensaje claro. El destinatario, también.