EL PAíS
Bush llamó a Kirchner y lo felicitó por el crecimiento de la economía
Hablaron veinte minutos por teléfono. Es la primera conversación que mantienen luego de la salida del default. Bush auguró que pronto llegarán inversiones. También elogió el papel argentino en Bolivia y Haití. Preocupación por Venezuela.
Fueron veinte minutos por teléfono. En otras circunstancias (o con otro interlocutor) sería apenas una conversación que esboza temas sin profundizarlos. Pero del otro lado de la línea estaba nada menos que George Bush. Y Néstor Kirchner esperaba hablar con él desde hace tiempo. ¿Qué mejor recurso para testear la opinión del país más poderoso del mundo? La conclusión, tras la comunicación internacional, fue positiva. Según las fuentes del Gobierno, Bush felicitó a Kirchner por el crecimiento económico de la Argentina. También elogió el “papel importante” que cumplió el país en la región (especialmente con Bolivia y Haití) y, en lo que ya es un clásico de la retórica estadounidense, transmitió su “preocupación” por la gestión de Hugo Chávez en Venezuela.
En Washington, voceros de la Casa Blanca se ocuparon del diálogo de ambos presidentes. Según información oficial citada por la agencia española EFE, Bush resaltó los progresos económicos desde la declaración del default en 2001. También expresó la importancia de una Argentina “próspera y sólida” en América latina. Otro de los temas de la charla fue la próxima Cumbre de las Américas, que se realizará en noviembre en Mar del Plata. En la capital estadounidense dijeron que Bush ratificó su compromiso “con una cumbre exitosa” y que anticipó su asistencia. “Tengo muchas ganas de visitar Argentina”, fue la frase textual de Bush.
Por cuestiones obvias, la conversación tuvo más repercusión en Buenos Aires. Una de las reflexiones de Bush que más satisfacción produjo en la Rosada fue su ¿promesa? de que llegarán nuevas inversiones. “Los capitales privados no tardarán en llegar al país. De manera importante”, aseguró tras escuchar un diagnóstico de Kirchner sobre la reducción de la pobreza y la desocupación. Para transmitir los datos, el santacruceño recurrió a su conocida afición por las estadísticas. En el oficialismo interpretaron los elogios de Bush como una prueba de que Washington valoraba el resultado del canje de la deuda externa (con un 76,15 por aceptación).
“Ellos están priorizando, más que muchos argentinos, la salida del default. Argentina volvió al mundo”, se entusiasmó un legislador justicialista que por su función se codea habitualmente con los norteamericanos. Sin embargo, a pesar del entusiasmo oficial, nadie informó si Bush y Kirchner hablaron de las nuevas presiones del FMI en pos de “reformas estructurales” (que el organismo hizo públicas el lunes pasado). Los voceros de la Rosada tampoco comentaron si durante la charla se mencionó el embargo por siete mil millones de dólares pedido por un fondo buitre al juez Thomas Griesa.
En materia política, la conversación se mantuvo dentro de la agenda previsible. Bush planteó nuevamente sus intereses en la región: manifestó su inquietud por la gestión de Chávez en Venezuela, en especial por la compra a Rusia de miles de fusiles Kalashnikov. También el vocero de la Casa Blanca, Scot McClellan, advirtió que Washington tiene interés en llevar ese tema a la OEA. La respuesta de Kirchner fue un ejemplo perfecto de ambigüedad diplomática: “Seguiremos dialogando con el gobierno democrático de Venezuela”, replicó. En este punto, la prudencia es una estrategia inevitable porque Kirchner tiene diferencias con la agresiva política estadounidense hacia el gobierno de Caracas.
Salvadas esas diferencias, Kir- chner escuchó unos cuantos elogios. “El consejo argentino es escuchado”, reconoció Bush en referencia a la mediación de la gestión K para fortalecer a Carlos Mesa ante la crisis política de Bolivia. También hubo alabanzas hacia la actuación de la misión en Haití, donde los cascos azules argentinos tienen la difícil tarea de controlar la segunda ciudad del país, Gonaives. Hasta ahora, Brasil y Argentina no han recibido la ayuda financiera necesaria para esa tarea.
Entre tanta cortesía no podía faltar un gesto de complicidad. Cuando Bush le preguntó por su esposa, el Presidente contestó con lo que pareció un mensaje dirigido hacia adentro: “Está muy bien y las encuestas le dan muy bien”, respondió sobre Cristina Kirchner. “Tengo el mismo problema. Mi mujer tiene mejor imagen que yo”, retrucó Bush. Seguramente, el estadounidense no descubrió la significación política de la frase.