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Una causa que sigue en memoria de Olga Aredez

Hace un mes falleció la militante social de Jujuy, que mantuvo la memoria de la Noche del Apagón. Su última denuncia contra el Ingenio Ledesma sigue a través de una ONG local.

 Por Adriana Meyer

Hace un mes se fue la mujer que daba vueltas sola a la plaza de Libertador General San Martín, reclamando por su marido desaparecido. Pocos días antes de su muerte, con el último aliento, Olga Aredez tuvo la fuerza de escribir un recurso de amparo contra el Ingenio Ledesma, para que cese la contaminación de bagazo que la enfermó a ella y a tantos de sus vecinos. Con su desaparición la causa pudo quedar abstracta, pero la sala IV de la Cámara Civil y Comercial de San Pedro de Jujuy aceptó que el proceso siga adelante, impulsado por el Comité para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los Derechos Humanos (Codesedh). “Estaba muriendo en paz, y creemos que éste puede ser su legado”, explicó Francisco Cullen, uno de los abogados de la ONG que redactó junto a Aredez la presentación contra la empresa de los Blaquier.
Así como durante años mantuvo vivo el recuerdo de la Noche del Apagón –aquel 27 de julio de 1976 en que el Ejército secuestró a 400 personas del pueblo– y de su marido desaparecido, Olga Aredez también denunció en varias oportunidades la contaminación provocada por los desechos de la caña de azúcar que el Ingenio Ledesma arroja en montañas al aire libre. El bagazo es el residuo del tallo de la caña que queda después de que se le ha exprimido el jugo. Si este desecho es fresco puede tener varios usos, desde combustible hasta abono. En cambio, viejo y seco produce bagazosis, una enfermedad respiratoria causada por la inhalación de ese polvo.
–¿Cómo surgió la idea de iniciar esta causa?
–Olga era una de las fundadoras de Codesedh. En noviembre se acercó al presidente, el doctor Norberto Liwski, le relató el origen de su enfermedad y le pidió si nuestro organismo podía hacerse cargo de la acción judicial que ella quería iniciar contra el Ingenio Ledesma. En lugar de armar una acción por daños y perjuicios, que persigue una indemnización, Olga quiso que fuera un amparo colectivo que apuntaba al cese de la contaminación, porque en caso de obtener una sentencia favorable se beneficiarán todos los habitantes de General San Martín que están expuestos a la misma contaminación que sufrió ella. Esa era su histórica lucha. Fuimos a Tucumán, donde estaba en sus últimos días con su familia en una internación domiciliaria. Llevamos un borrador, ella estaba con el respirador, bastante débil, pero durante tres o cuatro horas hizo el escrito con nosotros. Por momentos se ahogaba, pero tomaba fuerzas y seguía. Así hicimos el amparo que, según nos dijo, reflejaba lo que ella quería. Lo presentamos el 1 de marzo, ella falleció el 17.
–¿Cómo lograron que el juicio siga en pie tras su muerte?
–Fuimos a hablar con el juez para tratar de continuar esa acción de amparo, dado que se trataba de derechos de incidencia colectiva, cuya afectación es a un grupo indeterminado de la comunidad. La Justicia nos planteó que nos presentáramos como organización y eso hicimos. El viernes se presentó la acción de amparo, con la historia clínica de Olga y con el mismo objetivo: la intención de que cese la contaminación ambiental y pidiendo la medida cautelar de no innovar para que se cumplan las medidas que el Ministerio de Salud de la Nación estableció para el tratamiento del bagazo en los ingenios azucareros, sin afectar las fuentes de trabajo de los operarios. El hecho de que Olga haya fallecido iba a terminar beneficiando a quienes le habían generado la muerte, con lo cual buscamos la fórmula jurídica para seguir con su objetivo.
–¿Qué perspectivas hay de que el planteo prospere?
–Nosotros tenemos las mejores expectativas. Es verdad que el ingenio tiene poder, y es verdad que en Ledesma hay muchísimo temor. Yo trabajo en Buenos Aires y me tuve que matricular allí porque no encontramos abogados que hicieran la presentación por temor de litigar contra el ingenio. Vamos a luchar contra todas las instancias que haya internamente, y si no tenemos suerte en la Justicia de Jujuy, iremos hasta la Corte Suprema y si hace falta, hasta los tribunales internacionales. La idea es ir hasta las últimas consecuencias con lo que era el deseo de Olga, que al mismo tiempo es el deseo de un montón de gente que no puede alzar su voz por temor. No quiero abrir un juicio previo sobre la Justicia de Jujuy, pero estamos decididos a hacer cesar esa realidad.
–¿Con qué pruebas cuentan?
–En los partes médicos está claramente demostrado cómo fue la evolución de la enfermedad y cómo se origina en el bagazo de la caña de azúcar que se libera de los desechos del Ingenio Ledesma.
–¿El ingenio dio alguna explicación sobre la contaminación?
–Lo que pasa es que el ingenio no reconoce que contamina a su gente, y no hay denuncias, salvo las que hacía Olga. Antes el miedo era a la desaparición forzada, ahora es a la desaparición social. La gente que se opone al ingenio allí teme perder su trabajo y su casa, y tendrían que irse de un lugar donde está su familia, su historia. El ingenio puede seguir produciendo con métodos para filtrar el contaminante que no son demasiado costosos. En nuestro escrito incorporamos el informe del Ministerio de Salud que estipula unas siete u ocho medidas con las cuales se evita la contaminación del bagazo. Sin ser un experto, cualquiera se da cuenta de que sólo hace falta la voluntad para hacerlo.
–¿Tienen cifras sobre la cantidad de enfermos de bagazosis?
–No, porque el problema para determinarlo es que la gente no tiene recursos para hacerse los análisis que indicarían el resultado de la bagazosis, es un estudio complejo. Pero además, en el hospital también temen diagnosticar cualquier cosa, que de alguna manera incrimine al Ingenio. Con lo cual los diagnósticos tienen que ver con problemas cardiorrespiratorios, no hay ningún caso donde se hayan animado a diagnosticar bagazosis, pero esto no quiere decir que no exista. Olga se fue a hacer estudios a Córdoba y a Buenos Aires. En su historia clínica se demuestra la evolución de su enfermedad, que empieza con bagazosis y paso a paso se va transformando en un carcinoma que terminó con su vida. Los pobladores de Ledesma temen enfrentarse a la desaparición social. Pero creemos que la Justicia va a considerar que, además de Olga, hay muchas personas potencialmente expuestas a recorrer el mismo camino. Por otra parte, hay otra demanda contra el gobierno de Jujuy, porque el Estado es garante de los derechos de los ciudadanos. Tiene la obligación del efectivo derecho a la salud, y si no lo hace, tiene responsabilidad por omisión.
–¿Por qué sostienen que hay una relación entre el rol del ingenio en el pasado y en la actualidad?
–En Libertador General San Martín, durante la Noche del Apagón se llevaron detenidas a 400 personas, y hay cantidad de pruebas que demuestran que la Gendarmería esa noche actuó con las camionetas del Ingenio Ledesma. Entonces la metáfora es: la desaparición de ayer y la contaminación de hoy, con la consecuencia de siempre estar vulnerando los derechos humanos de la gente.

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Olga con Kirchner, en la Casa Rosada.
 
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