EL PAíS
Acusan por una muerte al hijo del intendente riquista de San Miguel
Familiares de un joven que murió en ese partido aseguran que el hijo de Oscar Zilocchi formó parte de una patota que lo golpeó. Ya hay marchas todas las semanas para pedir justicia.
“¿Vos sabés quién soy yo? Soy el hijo de Oscar Zilocchi. No sabés con quién te estás metiendo.” Según la denuncia que pesa en su contra, así habló Nicolás Zilocchi, retoño del intendente de San Miguel, cuando junto a sus veinte amigos peleaba contra cinco jóvenes. Eran las seis de la mañana del 19 de junio pasado. Sebastián Torrás, Diego Heredia, Gonzalo, Juan Pablo y Pablo salían del boliche Cassius. En la vereda, “el hijo de” y su grupo “fajaban a un conocido del barrio. Sebastián se metió para separarlos y la ligamos todos de rebote. Eran demasiados”. Heredia relata esos minutos tumultuosos como si todavía estuviera ante ellos. “Un amigo cae. Voy a levantarlo y cuando me doy vuelta Seba ya estaba en el piso”, y lo pateaban demasiadas piernas. Cuando Heredia lo fue a levantar, estaba desmayado. Diez días más tarde lo iban a enterrar. “Murió como un perro”, evidencia Heredia. “Quisieron hacer quedar que se había muerto por una úlcera mal atendida por los médicos”, cuenta. Pero la autopsia demostró que Sebastián tenía dañado el cráneo, de ahí esos dolores que lo acompañaron hasta su deceso. Todos los lunes, amigos y familiares del joven marchan por las calles de San Miguel hasta el municipio para pedir justicia.
Clara, la mamá de Sebastián, vive desde hace siete años en Ushuaia, adonde fue toda la familia para buscar el trabajo que faltaba en Bella Vista. Su hijo nunca quiso irse con ellos. La mujer dice que se va a quedar acá “lo que haga falta”. Indica a Página/12 que con el intendente de San Miguel “hablé una sola vez, al otro día de que llegué, cuando Sebastián estaba internado. Me prometió trabajo para él en la municipalidad con un buen sueldo. Me dijo que todo iba a salir bien, que Seba estaba en manos de los mejores médicos, porque él como intendente tenía esa posibilidad. Puso a mi disposición un pasaje para cuando quisiera regresar a Ushuaia, iba a dar a mi hijo estudios universitarios si quería. Fue todo al revés”, dice ahora la mujer, que se hospeda en la casa de uno de los tantos amigos de Sebastián.
“En esa reunión, Zilocchi me afirmó positivamente que su hijo había estado en la pelea. El se lo dijo, pero no le podía sacar más datos porque ‘el nene no quería hablar’, según dijo. Me lo mandó a Sebastián a un hospital de otro partido porque se lo quiso sacar de acá”, considera.
Las suspicacias están fundamentadas, según Clara. “En el diario La Hoja de San Miguel ha salido que yo había declarado que Sebastián sufría del estómago. En ningún momento dije eso. El jamás sufrió del estómago ni de nada.” Tras el entierro de Sebastián, la mujer pasó por la UFI Nº 12, de San Martín, para declarar ante la fiscal Laura Pascuale. Todavía no pudieron acceder al expediente de la causa. Atribuyen esta tardanza al paro de los judiciales bonaerenses.
Ahora la representa María del Carmen Verdú, de la Correpi. “Dicen que en la causa figura que yo dije que Sebastián tenía úlceras en el estómago. Yo no sé qué hicieron con ese expediente”, sostiene la mamá. Por esas supuestas úlceras operaron al joven, de 27 años, en el hospital Carrillo, de Los Polvorines. Pero su salud no dejó de deteriorarse. A los días entró en coma, hasta que murió. “Tres meses tiene esto. Todavía no declaró ninguno de los agresores. Esto se tiene que saber. Se tiene que hacer justicia”, dice Diego.
Informe: Sebastián Ochoa.