El Gobierno firmó ayer por la noche un convenio con frigoríficos, consignatarios, supermercados y carnicerías donde se acordaron rebajas de entre 20 y 30 por ciento en los precios de once cortes populares, a los que se les asignaron valores de referencia que estarán vigentes hasta fin de año. Las exportaciones seguirán suspendidas hasta que se hayan “normalizado” el abastecimiento y los precios del mercado. Recién entonces comenzará una flexibilización limitando las ventas externas a los cortes de alto valor y con un tope equivalente al 50 por ciento del volumen exportado en los mismos trimestres del año anterior. El acuerdo también incluye una serie de medidas para mejorar la producción y la comercialización y contará con una Comisión de Seguimiento encargada de monitorearlo.

Los cortes incluidos en el acuerdo son: carnaza común (6,50 pesos es el precio de referencia en carnicería), carne picada (5,30), roast beef (4,70), vacío (7,80), falda con hueso (3,30) nalga para milanesa (9,00), entraña (7,80), paleta (7,18), matambre (8,50) y hueso con carne (2,20). Además, el convenio contempla las siguientes medidas:

- Garantizar el normal abastecimiento de la hacienda en pie, el cual no deberá ser menor a 180 mil toneladas por mes;

- Implementar en forma progresiva la comercialización interna del ganado por cuartos (en lugar de media res).

- Suspender el peso mínimo de faena.

- Fijar una nomenclatura aduanera discriminando por cortes para monitoreo.

- Apoyo financiero para los pequeños productores a través de créditos del Banco Nación.

- Incentivos para la implantación de pasturas y fertilización.

- Desarrollo de un Plan Ganadero.

El convenio lo firmaron las 14 entidades representantes de productores, frigoríficos y consignatarios que habían participado en la frustrada negociación que se llevó adelante en enero. A ellos se sumaron representantes de los supermercados y las carnicerías, para terminar abarcando al conjunto de la cadena. Desde el Ministerio de Economía, los encargados de llevar adelante las tratativas fueron el subsecretario de Agricultura, Javier De Urquiza, quien negoció con el consorcio exportador ABC, productores y consignatarios; el secretario de Agricultura, Miguel Campos, encargado de lograr la adhesión de los frigoríficos consumeros (los que venden en el mercado interno); el secretario de Coordinación Técnica, de Economía, Lisandro Salas, que articuló con los supermercados, y José Luis López, asesor de la ministra de Economía Felisa Miceli, que se ocupó de las carnicerías.

Miceli fue la encargada de anunciar el acuerdo poco antes de las 21 horas, luego de una extensa jornada que comenzó temprano con negociaciones en la Subsecretaría de Defensa de la Competencia y terminó en la Casa de Gobierno cuando la firma era inminente. “Estamos muy satisfechos, fue un trabajo muy serio y difícil. Tuvimos que poner de acuerdo muchos intereses”, afirmó Miceli. La ministra reveló que se decidió darle luz verde a las negociaciones luego de “las reducciones de precios que hubo en Liniers” y del “consenso que alcanzó la propuesta”.

Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural, aseguró que “la dificultad del momento hizo que todos nos juntáramos, resignando rentabilidad, por el bien del país y la ganadería”. Otro de los presentes al momento del anuncio fue Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria, quien celebró que el Estado haya intervenido “cuando los precios se disparaban” y lo haga ahora “promoviendo políticas de crecimiento y producción”. Buzzi también aprovechó la oportunidad para pasarles factura a sus colegas del campo al afirmar que “es importante que no haya firmas tachadas en esta ocasión”, en obvia referencia a las ocho entidades que en enero abandonaron las negociaciones a último momento, entre las cuales se encontraban la Sociedad Rural y las Confederaciones Rurales Argentinas.

El primer borrador del acuerdo fue consensuado entre las entidades productoras y el consorcio exportador ABC. Luego pasó a los frigoríficos que abastecen el consumo interno, quienes realizaron varias modificaciones reavivando el fantasma de un nuevo fracaso en las negociaciones. Los complejos intereses que conviven al interior de la cadena cárnica han venido frustrando los acuerdos desde comienzos del año pasado cuando la carne comenzó a subir en los mostradores. En marzo y en septiembre del año pasado el Gobierno logró firmar acuerdos con algunos eslabones del sector, pero al no tener resultados puso como condición previa para volver a negociar que todos los eslabones se pusieran de acuerdo. Ayer logró el consenso esperado forzando a los actores a aceptar importantes bajas en los precios. En las próximas semanas se verá si, además, están dispuestos a cumplir con lo acordado.