–¡Andá a estudiar!

–¡Ñoqui!

–¡Delincuente!

–¡Caradura!

Los gritos y los insultos fueron el prólogo de los golpes. Los estudiantes, que se estaban llevando la peor parte, retrocedieron y se encerraron en la facultad. Los no docentes alcanzaron a sacar a uno, un alumno de Económicas, que logró escapar hasta la esquina de Paraguay y Uriburu pero tuvo la mala suerte de tropezarse: tras puñetazos y patadas, terminó en el Hospital de Clínicas. Después, hasta casi las 10, siguieron las trifulcas, el griterío, las corridas; ambos bandos denunciaron que entre sus rivales había gente armada. Fue la imagen más chocante de la universidad en los últimos años, no casualmente parecida a la que proyectó en 2002, cuando entre trompadas y huevazos se realizó la última asamblea.

“Es una vergüenza, un espectáculo que no puede continuar, estas no son condiciones para que se realice la reunión”, dijo el actual rector, Guillermo Jaim Etcheverry, desde las inmediaciones de Plaza Houssay. Y dio entonces por suspendida la cuarta convocatoria a la asamblea. “La gente tiene que entender que no se pueden tomar actitudes violentas como la toma del edificio, y tampoco responder con los mismos medios. No estoy dispuesto a arriesgar la vida de nadie.” Como su mandato concluye esta semana, el rector se irá de la UBA sin que el sucesor haya sido designado. Jaim Etcheverry repudió luego los “penosos incidentes” y ofreció a la sociedad sus disculpas en nombre de la universidad.

El cuarto episodio de la crisis que sufre la UBA había comenzado al caer la noche del lunes. Pese a la empalizada de madera que la protegía y las diversas medidas de seguridad instrumentadas, las agrupaciones que conducen la FUBA ocuparon la Facultad de Medicina. Santiago “Freddy” Gima, dirigente de la Federación, explicó los reclamos: “Exigimos la democratización de la universidad y que Atilio Alterini baje su candidatura al rectorado”. Con ese planteo, tomando el Colegio Nacional de Buenos Aires, el PO, el MST, la CEPA y otras agrupaciones de izquierda ya habían logrado suspender en otras tres oportunidades la eventual elección como rector del decano de Derecho, cuestionado por haber sido juez y funcionario bajo la última dictadura, pero postulado por la mayoría de los asambleístas, un bloque que agrupa a radicales, peronistas y aliados de nueve facultades. Alterini ratificó ayer su candidatura y la decisión de “someterse a la voluntad de la asamblea”.

“Me parece que el facho no sale rector” cantaban los que habían tomado Medicina, desde las escalinatas y también desde adentro de la facultad. A medida que se acercaban las 9, hora en que debía comenzar la sesión, el ambiente se iba espesando. Llegaron manifestantes de la Asociación del Personal de la UBA (Apuba) y, junto a militantes de Franja, se enfrentaron con la izquierda. Los no docentes habían sido encargados por la universidad para organizar la asamblea. El pacto de no agresión que a la madrugada habían alcanzado los dirigentes gremiales y los estudiantiles pronto fue desbordado por los trabajadores. Sobre los escalones de la entrada empezaron los manotazos y siguieron los palazos. Aunque hubo varios golpeados, el más perjudicado, de lejos, resultó aquel estudiante de Económicas, militante del PO.

“Esto es un mamarracho”, murmuraba un anonanado profesor, mirando el combate desde la plaza de enfrente. “La universidad está completamente desintegrada por la corrupción y los estudiantes están poniendo el dedo en la llaga”, comentaba Marcos Britos, no docente opositor a la dirigencia de Apuba. Cerca, Alberto Kornblihtt, el investigador que es postulado como rector por el principal espacio opositor, de izquierda y centroizquierda, atribuyó los incidentes a “grupos patoteriles y barrabravas, enviados por Franja Morada”, y acusó a los alineados con Alterini de haber comenzado la batahola. “Procedieron de manera ajena a la universidad, incrementando el conflicto”, dijo. Otra era, obviamente, la visión del bloque mayoritario: “El máximo responsable político, institucional y administrativo en la universidad es el rector. Tiene que asumir las responsabilidades del caso. Es una vergüenza total”, afirmó Alberto Barbieri, decano de Ciencias Económicas. Mientras tanto, llegaban a la facultad otras agrupaciones que repudiaban a Alterini, como la Venceremos y la Vallese, y se sumaba también una numerosa columna estudiantil de la Escuela Carlos Pellegrini.

Poco antes de las 11 los ánimos se habían calmado. Cuando fue desalojada Medicina, las autoridades verificaron la rotura de vidrios y de la puerta de acceso –se dijo que fue violentada con un riel de ferrocarril–, un baño ya sin puertas, algunos matafuegos menos. Pronto los diversos sectores comenzarían a pronunciar los repudios de rigor a la violencia y a sentar sus posiciones ante el conflicto (ver La postura de los bloques). El gremio Apuba convocó a un paro general para lo que quedaba del día y para hoy también, “en rechazo a los incidentes y en repudio a la actitud de un grupo minoritario de estudiantes que no permitieron realizar la asamblea”. Por eso, muchas facultades permanecían cerradas y seguirán así hoy, sin clases, en especial aquellas cuyos decanos son afines al bloque de Alterini. Contra el paro y el cierre, anoche se manifestaban varios centros de estudiantes de izquierda, con cortes de calles incluidos en Primera Junta, Parque Centenario, frente a Plaza Houssay y sobre Paseo Colón.