EL PAíS
De la Sota, el muletto que puede salir a la pista
Se suponía que existía el eje San-Cor, entre los gobernadores de Santa Fe y Córdoba. Pero la defección de Reutemann sorprendió a De la Sota, que ahora debe decidir si se lanza como presidenciable.
Por Martín Piqué
José Manuel de la Sota lo llamaba su amigo, su compañero y su aliado, pero las palabras, al final, no sirvieron de nada. El imprevisible Carlos Reutemann ayer lo fue más que nunca. Anunció su despido (¿definitivo?) de la precandidatura presidencial por el PJ y, entonces, el eje “San-Cor” -ese acuerdo político con resonancias publicitarias entre el Gallego y el Lole– pasó a mejor vida. De un lado apareció el santafesino, misterioso, anunciando secretos inconfesables. De la Sota, en tanto, se quedó en silencio, sorprendido, en un lugar indefinido al que un árbitro de fútbol podría llamar “offside”. Hace una semana, había dicho que su candidatura seguía en pie, salvo que su socio se presentara como candidato, lo que parecía inexorable. Ahora, el cordobés se encuentra ante el dilema de cumplir con su promesa, o excluirse de los comicios para dejarle el camino libre a quien fuera su aliado en otros tiempos: Carlos Menem.
De la Sota recibió la noticia “por los medios”, como confesaron sus allegados a la prensa, ayer en Córdoba. Todo un gesto, de indiferencia, casi de desdén, que demostraba que algo se había roto en su difundida alianza con Reutemann. En el entorno del cordobés, a la tarde, cuando ya habían pasado varias horas del anuncio del Lole, todavía seguían con las reuniones. De la Sota, hermético, analizaba la situación con sus allegados, mientras esperaba el llamado del santafesino. Quería conocer los argumentos del Lole antes de hablar del tema. Pero su gente de confianza no ocultaba la sorpresa, el desánimo y hasta cierto enojo:
–Esto estaba dentro de las posibilidades. Pero no sabemos lo que le pasó a último momento. Porque ayer (por anteayer) estaba con más ganas, tenía la decisión de ir a Tucumán –fue lo primero que dijo, en diálogo con Página/12, un ministro del Gobierno delasotista.
El funcionario cordobés contó que, en su provincia, la novedad cayó como un balde de agua fría. Hasta el martes, los que habían hablado con Reutemann tenían la impresión de que esta semana el santafesino terminaría con el suspenso y anunciaría su candidatura. No fue así, y los allegados a De la Sota se preguntaban las razones. Lo que estaba claro es que el Lole se decidió en los últimos días, y que la causa que lo llevó a renunciar es algo que sucedió entre el lunes y el martes. Tal vez influyó la presión indirecta que ejerció De la Sota cuando anunció su postulación para apurar los tiempos de su aliado.
Esa movida pudo precipitar la resolución del Lole y el quiebre del eje San-Cor. Ayer a la tarde, en la capital cordobesa, no podían disimular la decepción y el desconcierto ante lo que se viene. “El ánimo está bien, pero nosotros nos habíamos ilusionado con esta opción, porque (Reutemann) es alguien que está bien posicionado. Pero es como es...”, se resignaba el funcionario de De la Sota. El gobernador, mientras tanto, seguía esperando el llamado de su (¿ex?) aliado.
A pesar de que el renunciamiento del Lole obligaba a hablar de Menem, los colaboradores del Gallego no querían opinar sobre el riojano. Tampoco se querían imaginar, al menos públicamente, un escenario político polarizado por Menem: “No podemos pensar en función de Menem, es un gran error pensar así. Esto no lo vemos como `Menem o Muerte’, que es el esquema que más le gusta a él. Además, esto recién empieza: el año pasado un candidato que tenía seis o siete puntos estaba descartado, ahora puede ser el ganador”.
Recluido y ensimismado, De la Sota cree que el nuevo escenario deberá ser tratado por los gobernadores en una “ronda de dirigentes”, que tendrá que convocarse a las apuradas. Sabe que su imagen actual no es la mejor. Por eso sus decisiones dependen de que los mandatarios lo apoyen y el establishment le haga un guiño.