Lunes, 29 de enero de 2007 | Hoy
EL PAíS › BULLRICH EXPLICA SU RELACION CON CARRIO, MACRI Y BLUMBERG
Patricia Bullrich se imagina como arquitecta de una coalición junto al ARI, sectores del radicalismo, el peronismo y Recrear. Explica sus diferencias con Macri, Lavagna y Blumberg.
Por Werner Pertot
Patricia Bullrich sabe cuándo ocultar las cartas. Recibe a Página/12 en el café Tortoni, indisociablemente ligado a lo porteño. Un distrito donde ella buscará presentarse este año. Con cara de póker, a lo largo del reportaje no dirá si va a apoyar a Elisa Carrió ni si será candidata a jefa de Gobierno o a diputada. Sin embargo, barajará cuál es su idea de una coalición político-social con el ARI, parte de Recrear y un sector de la UCR. “Mi línea de coherencia total y absoluta es que yo siempre fui una transgresora a ese poder que tiene dueño”, se defiende, indignada, cuando se le recuerdan sus múltiples migraciones políticas.
Bullrich pasó sus vacaciones en la calma en un campo que tiene su historia: perteneció a su bisabuelo Honorio Pueyrredón, que fue ministro de Agricultura de Hipólito Yrigoyen en 1916. A los 16 años, ella rompió con esa tradición familiar cuando empezó a militar en la JP. Su hermana, Julieta, fue pareja de Rodolfo Galimberti. Terminó exiliada durante la dictadura luego de pasar seis meses detenida en la cárcel de Devoto.
Fue diputada en 1993, en una lista hipermenemista que encabezaron Erman González y Miguel Angel Toma. Rompió con ellos en 1995. Asesoró en seguridad al ex agente de la SIDE Juan José Alvarez y luego pasó por el Ministerio de Seguridad, cuando el gobernador era Eduardo Duhalde. Tuvo acuerdos con Domingo Cavallo y Gustavo Beliz y entró al gobierno de la Alianza apoyada por los “sushi” y el entonces jefe de la Side, Fernando de Santibañes. A pesar de sus cambios, Bullrich afirma que en 23 años en política, sólo seis estuvo en cargos públicos. En 2003 fue candidata a jefa de Gobierno en alianza con Ricardo López Murphy y el 2005 la encontró presentándose sola para las elecciones legislativas.
–¿El 2007 la va a encontrar sola?
–Todo el año pasado trabajamos la idea de construir un espacio frente a la contradicción principal de la Argentina: hemos tenido políticas públicas liberalizadas y estatistas, pero la administración del poder es idéntica en todos los momentos. Hoy es Kirchner, pero la esencia del poder es igual.
–Ese es el núcleo de coincidencias con el ARI.
–Lo tenemos con varios sectores: con ARI, con sectores de Recrear, con sectores radicales y algunos sectores del peronismo.
–¿Se va a presentar como candidata a jefa de Gobierno?
–A la hora de las definiciones no estamos pensando en un acuerdo de partidos, sino en una coalición que no sea la suma de las partes: el ARI, Unión por Todos, un sector del radicalismo, sino en algo que sea suprapartidario. Que genere un crecimiento geométrico y no matemático. La coalición política que se genere tiene que ser capaz de convocar a gente que no sería candidata de los partidos: intelectuales, sectores sociales. No estamos pensando en un reparto de candidatos.
–De todas formas, va a haber nombres en las listas...
–Sí, por supuesto, pero estamos pensando en la construcción. No hay que ubicarse previamente en algún lugar. Patricia Bullrich quiere ser una arquitecta de esta coalición.
–Pero hay un sector del ARI que se resiste a esa arquitectura.
–Si algo tenemos que aprender es a no hacer un gran hermano de las candidaturas. De mí no va a salir absolutamente nada de las internas. Tenemos que cuidar que no entre en la construcción la misma lógica de la política que queremos combatir.
–Pase lo que pase, ¿apoyará a Carrió para presidente?
–Lo que tenemos que hacer es despersonalizar. La coalición va a ser muy inflexible en los principios y flexible en la política, en el sentido de poder ser amplios. Estamos en plena construcción, así que no creo que sea bueno restringir la construcción a un nombre, más allá de que el nombre de Carrió es muy fuerte.
–En 2002, en su campaña a jefa de Gobierno, planteó que “lo que nos ofrece Carrió es más de lo mismo, ya lo vivimos en la Argentina cuando teníamos un gobierno con una mezcla de corruptos y otra de inútiles que hoy están en el ARI”. ¿Qué la hizo cambiar de opinión?
–No, lo que pasa es que en ese momento estuvimos en posturas distintas: el ARI participó de la candidatura de Ibarra. Nosotros nos enfrentamos. Después el ARI terminó votando el juicio político a Ibarra. Ahí hubo una decisión, que no tuvo el resultado buscado, ¿no?
–Ibarra lo señaló como una contradicción. ¿Para usted qué fue?
–Creo que ahí hubo un reconocimiento de que Ibarra no era el gobernante para la ciudad de Buenos Aires y no se pueden avalar sus conductas.
–Cuando le preguntan por Lavagna y por Macri, Carrió suele decir que está contra los “swingers de la política”...
–Desde Unión por Todos tuvimos una posición firme en relación con lo que expresaba Macri. Cuando López Murphy hace su alianza, le planteamos que no estábamos para nada de acuerdo. Se trata de un proyecto que trata de plantear cosas nuevas, pero termina indefectiblemente en lo viejo. Se define en la personalidad de Macri más que en otra cosa.
–¿Y Lavagna?
–Fundamentalmente le da espacio a aparatos políticos que están perimidos: el tronco del aparato radical y de un duhaldismo, que en su mayoría está con Kirchner.
–Pero usted fue funcionaria de Duhalde.
–No, no fui funcionaria. Estuve en una experiencia que se hizo en la provincia con Arslanian, después del asesinato de Cabezas. Cuando vi que era simplemente ser funcionario de un gobierno, a los tres meses me fui.
–Cuando entró como diputada por el menemismo, ¿también le pasó lo mismo?
–-En la Cámara de Diputados tuve una enorme crisis personal cuando vi cómo se manejaba el bloque justicialista y empiezo a sentir que las cosas no eran transparentes.
–¿Antes pensaba que el menemismo era transparente?
–Yo antes de tener un cargo público tenía una idea, pero no una práctica real. Creímos que existía adentro de los partidos un espacio para cambiar.
–Después pasó por muchas alianzas, ¿eso no es ser una “swinger de la política”?
–En mi trayectoria política hay movimientos, pero hay una búsqueda de una misma verdad, para no convivir con la corrupción. Yo seguí una dirección, una línea de coherencia.
–¿Cuál es la línea de coherencia del menemismo al delarruismo?
–La opción de una política transparente. Ese es un paso que en la Argentina dio mucha gente y que fundó la Alianza. Fue una opción frente a los que estaban chapoteando en la corrupción más absoluta.
–¿En el gobierno de De la Rúa no había corrupción?
–Creo que la Alianza nació con un problema terrible, que va más allá de De la Rúa, y es que la gobernabilidad tiene dueño. Cuando alguien que no es el poder se plantea gobernar, lo sacan. Mi línea de coherencia total y absoluta es que yo siempre fui una transgresora a ese poder que tiene dueño. Siempre me enfrenté.
–¿Qué garantiza que no termine enfrentada con Carrió?
–(Se enoja.) No estoy haciendo un acuerdo con el ARI. Si me preguntan si “estuve con”, no estuve “con” nadie. Me fui del peronismo e intenté la opción de la Alianza, que fracasó. No busco una alianza de Bullrich con Carrió o con López Murphy, sino que la Argentina salga de la fragmentación del poder corporativo.
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