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La primera decisión fue enviar a un colaborador de su equipo de campaña a buscar la fuente de la información. Recién después Carlos Menem se animó a señalar a la administración duhaldista –aunque cuidando la figura del presidente Eduardo Duhalde– por la publicación del artículo del New York Times que lo involucra en el atentado a la AMIA. “¿Por qué el gobierno argentino se preocupa en elevar este tipo de hechos mentirosos para que se inicie nuevamente una campaña con tono altamente difamatorio?”, se preguntó.
Menem dijo que el influyente diario norteamericano recibió “cuatro informes del gobierno argentino”. Repetía palabras de Mario Baizán, uno de los miembros del equipo de campaña, a quien había encomendado averiguar todo sobre la publicación.
Baizán, un periodista que revistó en las filas de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), le acercó detalles de una conversación mantenida el lunes por la noche con el corresponsal para América Latina del New York Times, Larry Rohter.
El enviado de Menem no escuchó ninguna revelación. El propio artículo de Rohter menciona a las autoridades oficiales como fuente de la información. Por eso se hizo hincapié tanto en el contenido como en la oportunidad de la publicación.
“Esto no es nuevo, es algo que se viene manejando desde hace años en la causa AMIA. Desde el año ‘98. Un desertor de la inteligencia iraní aparentemente declaró dos veces en la causa y la verdad es que fue desechado como testigo porque el gobierno de los Estados Unidos y el de Israel indicaron que era una persona poco confiable.”
El ex funcionario menemista volvió una y otra vez con que el tema ya había salido en los diarios nacionales tiempo atrás y que no entendía las razones de una nueva publicación. En sintonía también se expresó el gobernador bonaerense Felipe Solá (ver aparte).
Por ello, Baizán indicó que sospecha de una “maniobra política” con miras a las elecciones internas del peronismo. Y se valió de las recientes denuncias del gobernador de Santa Cruz y precandidato a presidente por el PJ, Néstor Kirchner, sobre campañas sucias contra los competidores de la interna.
Aun así, Baizán se cuidó de mencionar a Duhalde.
–¿Cuándo habla del Gobierno a quién se refiere? –le preguntó Página/12.
–Es probable que el Presidente no tenga nada que ver. No sé, puede venir de algún funcionario del Gobierno o de otro funcionario que también haya estado ligado al tema.
El asesor menemista respetó a rajatabla la voz de mando. Horas antes Menem se había manifestado en el mismo sentido al descartar que el Presidente fuera el responsable de aportar los datos al New York Times. “No quiero abrir juicio de valor hasta que no tengamos los informes correspondientes”, dijo el riojano durante una comunicación con radio Colonia.
La prudencia no fue exclusiva del ex presidente. En la Casa Rosada negaron cualquier responsabilidad sobre el tema. “Está totalmente descartado”, dijo el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof. No se trató sólo de una muestra de buena conducta y respetuosidad. Si bien es verdad que hay sospechas y resentimientos, también lo es que están construyendo los puentes de un acuerdo “menemduhaldista” para garantizar la supervivencia política del ex y del actual presidente.
Lo que sorprendió, o por lo menos lo que sorprendió a algunos, es la decisión de Menem de enviar un emisario para averiguar las fuentes de la información del periódico norteamericano.
–¿Es habitual que Menem lo envíe a conversar con periodistas para saber de dónde sacan las información? –le preguntó este diario a Baizán.
–En este caso yo me presenté porque desde el año ‘95 vengo trabajando en temas de cooperación internacional –fui subsecretario de Cooperación Internacional– en materia de terrorismo. Yo me ofrecí como fuente. Di mi versión sobre los hechos y le pedí que ante una nueva publicación sobre el tema me consultara. Nada más.