ESPECTáCULOS › EL CINCUENTENARIO DE LA MUERTE DE EVA PERON, UN TEMA CULTURAL
De la Eva actriz a la Evita capitana
Las muestras del Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken y la Biblioteca Nacional, y un ciclo del Cine Cosmos ahondan en algunas de las facetas de una figura clave de la vida político-social argentina. Como ejemplo, basta echar un vistazo a las imágenes que ilustran estas páginas.
Por Horacio Bernades
La mujer política y el mito, pero también la chica de provincia, la actriz de radio y cine. Los distintos rostros de Evita se desplegarán a partir de mañana en Buenos Aires, en todos los formatos posibles. Como en un gigantesco collage, un ciclo de cine y una exposición fotográfica permitirán reconstruir, desde el documento y la ficción y a través de las más diversas visiones, una figura que, de tan conocida, tal vez resulte perfectamente desconocida. Eva Duarte, Eva Perón, Evita. La morocha de pelo recogido, la mujer rubia de tailleur y rodete, la pasionaria de cabello desatado se harán presentes a través de fotos, tapas de revistas, afiches, fragmentos de noticieros y películas de ficción, recordando así, desde las imágenes, el primer cincuentenario del “paso a la eternidad de la señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación”, como anunció el locutor oficial desde la radio, el 26 de julio de 1952.
Organizadas por el Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken, con apoyo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad y la colaboración de coleccionistas privados, ambas actividades manifiestan desde el propio nombre un carácter orgánico y complementario: mientras el ciclo de cine lleva por título “Eva Perón, esa mujer”, la exposición fotográfica se denomina “Evita Duarte, esa actriz”. Mientras se aguarda la inauguración de esta última, que se producirá el jueves 1º de agosto en el Museo del Cine (ver nota en esta misma página), en el Cosmos podrán verse, a partir de mañana, desde films de propaganda de la época hasta películas tan recientes como Evita, la tumba sin paz (1997), de Tristán Bauer sobre investigación de Miguel Bonasso o Evita capitana, del joven Nicolás Malowicki (2001), incluyendo La hora de los hornos, la Eva Perón de Juan Carlos Desanzo y José Pablo Feinmann (1996) y Evita, quien quiera oír que oiga, de Eduardo Mignogna (1984). Habrá desde films armados en base a archivo (y desde una visión cercana al gorilismo), como El misterio Eva Perón, de Tulio Demichelli (1987) hasta los cruces entre documental y ficción que proponen las películas de Mignogna y Malowicki.
Mientras Evita, la tumba sin paz se concentra en las circunstancias que rodearon la momificación, secuestro y conservación del cadáver, Evita capitana –vista hasta el momento sólo en festivales y exhibiciones especiales– hace eje en la guerra interna librada entre Eva y Ramón Cereijo, ministro de Economía, alrededor de la final del campeonato de fútbol 1951 entre Racing y Banfield. Cada uno de ellos “cinchaba” por un equipo distinto. Agregando una pieza distinta al collage-Evita, la película de Eduardo Mignogna reconstruye, apelando a imágenes de archivo y secuencias ficcionales, a la Eva anterior al mito, esa que viaja desde Junín a Buenos Aires para triunfar en el mundo del espectáculo. Utilizando una técnica similar, Mignogna aporta al ciclo un corto que tendrá su primera presentación pública . Se trata de Voto femenino que, en blanco y negro y con actores, reconstruye –imitando el estilo del noticiero Sucesos Argentinos– la sesión de la Cámara de Senadores en la que se aprobó la ley que, en 1947 e impulsada por Evita, extendió el derecho de sufragio femenino.
Es posible que el mayor interés histórico de El misterio Eva Perón sea la inclusión de un fragmento en technicolor, en el que un grupo de técnicos estadounidenses (que se encontraban filmando en Argentina) registró, los funerales de la Abanderada de los Humildes. En el ciclo del Cosmos se presentará también un puñado de ediciones de los Noticiarios Bonaerenses de la época, así como el corto Ayer y hoy, filmado en 1949 y prácticamentedesconocido . En cuanto a Ayer y hoy, la dirigió Ralph Pappier (realizador, junto con Homero Manzi, de Pobre mi madre querida y El último payador) y cuenta con la actuación de la superestrella oficial Fanny Navarro. Se trata de un corto de propaganda en el que Navarro y su colega Pedro Maratea hacen el papel de “grasitas”. Gracias a la acción del gobierno, ambos pasan de la miseria a una vida digna, en una era en que eso parecía posible.