Desde México D.F.

“La policía se la vamos a dar, eso ya está prometido. Los recursos, no. Esa es una cuestión que no depende de nosotros, lo tiene que resolver el Congreso.” Una fuente de la comitiva argentina que participó de la visita a México anticipaba la respuesta oficial al reclamo que realizó ayer Mauricio Macri. El argumento, casi calcado, fue repetido luego en Buenos Aires por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro del Interior, Aníbal Fernández. Ambos recibieron vía telefónica la indicación del presidente Néstor Kirchner de salir a contestarle al jefe de gobierno electo.

A propósito del entredicho y sus posibles consecuencias, una fuente cercana al Presidente –quien hoy ya estará de vuelta en Buenos Aires luego de un viaje de cuatro días a México– evaluaba con poco entusiasmo el liderazgo de Macri y su proyección nacional. “Ganó sólo la ciudad de Buenos Aires”, respondían. “El ya se va a dar cuenta de eso”, agregaba, con una pizca de misterio.

Obviamente, entre los hombres más cercanos al Presidente existe una confianza ciega en las posibilidades de la senadora Cristina Fernández de Kirchner para las elecciones de octubre. Por eso, aseguraban que nunca les inquietó la posibilidad de que Macri finalmente resolviera presentarse como candidato a la presidencia, una alternativa que el mismo interesado se encargó de descartar el martes pasado.

“En ninguna encuesta le daba más del 20 por ciento. Con Macri como candidato, Cristina gana igual en primera vuelta”, afirmaban. Según los números del Gobierno, la candidata del oficialismo se mantiene por encima de los 45 puntos y hasta en algunos casos más allá del 50 por ciento. Tanto es así, que no aciertan a decir quién será el principal rival en la campaña presidencial. “Lavagna podría resultar atractivo para más gente, Carrió buscará polarizar presentándola como una pelea de mujeres. Por ahora no se sabe, los dos están muy lejos, pero lo lógico sería que alguno de los dos termine capturando la mayoría de los votos opositores”, analizaba otro integrante de la comitiva.

En cuanto a las simpatías supuestamente más que nada porteñas de Macri –“el de la Capital es un electorado muy especial”, insistía en marcar un encumbrado kirchnerista–, también servía como argumento para no ceder recursos a la ciudad. “Es muy difícil que el Congreso lo vote. Las provincias no quieren saber nada. ¿Cómo puede justificarse que el presupuesto nacional ceda recursos a un distrito rico como es la Capital Federal?”, marcaban. Esa línea, que puede sonar antipática a oídos porteños, aseguraban los kirchneristas, tiene amplio consenso en el resto del país. Allí donde el Gobierno mantiene altos sus niveles de imagen positiva.