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En los primeros días de su gestión, el Gobierno eligió como adversario al poder financiero, mientras preparaba las medidas económicas que afectarían los intereses de bancos, privatizadas y petroleras. Una vez que el plan se puso en marcha, las presiones de los sectores perjudicados se hicieron cada vez más fuertes. El Ejecutivo, entonces, moderó el nivel de confrontación para ganarse el apoyo del FMI, de cuya asistencia financiera depende la suerte del programa económico. Pero los objetivos de Eduardo Duhalde tropezaron con su archienemigo Carlos Menem, quien desde sus millonarias vacaciones, primero en Chile, después en México, lo llamó “inepto”. Duhalde le contestó en este diario el domingo, diciendo que su actitud le parecía lamentable. Ayer reforzó aquellos dichos: “Me apena que un ex presidente no se dé cuenta de la situación dramática que vive la Argentina”, acusó.
La embestida contra Menem la siguió el vocero presidencial, Eduardo Amadeo. Ante una consulta radiofónica por los diez millones de dólares que se descubrieron en bancos suizos a nombre del riojano, Amadeo contestó con sorpresiva dureza: “Tiene que explicarle a la Justicia”. Y luego cuestionó al ex presidente por criticar al Gobierno desde un lujoso hotel de Puerto Vallarta: “El ciudadano Menem tiene todo el derecho del mundo a decir lo que le da la gana, pero me joroba un poquito que hable en medio de semejante drama tirando piedras desde la playa”. Curiosamente, los dichos de Amadeo coincidieron casi textualmente con las palabras de Duhalde: “Es ofensivo que desde hoteles tan costosos (Menem) haga esas declaraciones, que son ofensivas a la gente que está sufriendo”.
El tono de las cuestionamientos hizo pensar en que el Gobierno había ideado una ofensiva contra Menem, una posibilidad que el oficialismo desmintió rotundamente. “No hay una operación política”, contestó a Página/12 un funcionario muy cercano a Duhalde. Otra fue la opinión entre los allegados al ex presidente, como el diputado Adrián Menem, que denunció una campaña contra su tío que, según su criterio, estaría siendo impulsada desde la Casa Rosada. “Cada vez tengo menos dudas de dónde viene esta campaña. Una de las oficinas es la del vocero gubernamental”, afirmó el legislador en diálogo con este diario.
En el núcleo duro del duhaldismo desestiman las versiones sobre campañas y operaciones políticas, y atribuyen la pelea con Menem a la confrontación entre el poder financiero y lo que llaman “el sector productivo”. “¿Por qué sale Menem en defensa de las empresas extranjeras, cuando hay una puja con las empresas nacionales?”, protestaba ante este diario un diputado nacional con ascendencia dentro del bloque del PJ. La sospecha de los duhaldistas se reforzó luego de las últimas apariciones mediáticas del riojano, en las que éste pareció hablar en nombre de las inversiones europeas: “Los españoles están alarmados por las medidas que se tomaron, y eso lo ha expresado sin ir más lejos el presidente del gobierno español, José María Aznar”, dijo Menem el domingo ante el empresario de medios mexicano Carlos Vásquez Raña.
Este magnate azteca habría pagado los gastos del ex presidente en el carísimo hotel de Puerto Vallarta, según la versión de Adrián Menem. De cualquier forma, el viaje de Menem a México, y las declaraciones que hizo desde allí, fueron consideradas un error hasta por sus adversarios internos. “No sé quién lo asesora a Menem –comentaba entre risas un diputado duhaldista–. En el menemismo están a las puteadas.” Con sorna, el oficialismo aprovechó el paso en falso para golpear al rival de siempre. Y además encontró una forma de enfrentar indirectamente a los grupos económicos que estarían detrás de Menem.
Las idas y vueltas están claras. El Gobierno no quiere confrontar abiertamente con las empresas privatizadas, bancos y petroleras. Y por eso carga contra Menem, a quien considera el representante más fiel de esos poderes. Por ahora, la pelea se dirime públicamente en los medios, y también dentro del partido. Ayer, por ejemplo, el PJ de La Matanza, que preside el intendente Alberto Balestrini, reclamó la desafiliación y expulsión de Menem de las filas del justicialismo. El encuentro se realizó en San Justo, sobre la avenida Illia, y asistieron todas las agrupaciones peronistas del municipio. El propio jefe comunal, quien en la interna bonaerense supo guardar cierta distancia de Duhalde, presentó la moción que pedía el alejamiento del ex presidente. En esa misma reunión, se decidió por unanimidad apoyar en forma irrestricta las gestiones del presidente, y del flamante gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá.