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Después de dos semanas de acefalía, el gobierno nacional nombró al interventor en el Comité Federal de Radiodifusión, el Comfer. El funcionario designado es Carlos Caterbetti, un empresario que viene del mundo del acero, amigo del presidente Eduardo Duhalde desde hace 28 años. Tal vez por su experiencia en el mundo empresario, Caterbertti luce férreo y decidido al hablar sobre el organismo que conducirá desde el lunes próximo. “Vamos a actuar dentro de la ética, la legalidad y la moral”, asegura a Página/12 el inminente funcionario. Caterbetti reemplazará a Gustavo López, quien terminó su gestión denunciando que el gobierno de Fernando de la Rúa intentó prohibir el 20 de diciembre la cobertura periodística de las manifestaciones populares que terminaron por derrumbarlo.
Caterbetti admite que es un desconocido para la opinión pública nacional pero no se hace problemas. “No tengo relación con los medios, no tengo problemas económicos desde mucho antes de entrar en la política, no voy a sufrir ningún tipo de presiones, de ninguna parte”, dice. El funcionario llegó al mundo de la política en 1987 con el cargo de jefe de Gabinete del ex ministro de Obras Públicas Hugo Toledo en la provincia mientras Duhalde era gobernador. Trabajó por 6 años, y durante cinco más siguió junto al hoy presidente. Se retiró de la función pública en 1998, pero aún así dice haber trabajado en todas las campañas a favor del Presidente. Por ahora, recién asumido, Caterbetti no está, públicamente, en contra de nadie. “Vamos a normalizar el mundo radiofónico buscando lo justo, sin perjudicar ni a unos, ni a otros.”
–El año pasado se intentó desde el Comfer que se trate un nuevo proyecto de Ley de Radiodifusión, que no fue aprobado por el Congreso. ¿Va a insistir con el proyecto, va a presentar otro o van a dejar las cosas como están?
–Bueno, una ley siempre tiene que tener consenso. Y nosotros tenemos que hacer cumplir la ley. Hay varios proyectos dando vueltas. Está el que llegó al Congreso el año pasado, pero el problema es que los medios hoy están muy comprometidos. Tienen muchos problemas económicos, no son rentables y es importante proteger las fuentes de trabajo. Nosotros tenemos que tener cuidado de equilibrar entre la alta competencia de todos los sectores, aunque tampoco queremos que se termine en acciones monopólicas. La ventaja mía es que tengo muy buena relación con los diputados nacionales y eso podría acelerar las tratativas.
–Existe una intimación del Comfer a vender uno de los canales de Telefónica Media S.A., propietaria de Telefé y Azul, ¿se va a respetar la intimación?
–Vamos a trabajar en conjunto entre nuestro equipo de abogados y el actual para seguir investigando el temas de la propiedad de los medios. Sabemos también que hay pedidos de informes sobre el grupo CIE-Rock & Pop, que tendría ocho radios. Vamos a estudiar los puntos pendientes para ver cómo seguimos.
–¿Se van a respetar los acuerdos de contenido con los canales y productoras independientes?
–Sabemos que debemos cuidar la pantalla y, obviamente, sus contenidos. El asunto es que, en este momento de crisis, no se puede ir contra los medios. Creo que el Comfer debe tener una imagen de transparencia política, legal y ética, que vamos a tratar de prestigiar al máximo.
–¿Va a continuar con la normalización del espectro radiofónico?
–Vamos a seguir con el plan armado por la gestión anterior, siempre y cuando sea dentro de la lógica, el equilibrio y la transparencia. Que no quepa duda. Y si se puede mejorar algo, se mejorará. Estamos haciendo un análisis profundo a corto plazo lo más rápido posible. Hemos estado poniéndonos al tanto de la normalización de radios. Existían tres clasificaciones: las zonas no conflictivas, las zonas conflictivas y las radios grandes. De las zonas no conflictivas ya están casi todas resueltas y de las conflictivas se resolvió un porcentaje importante. Falta tratar el tema de las radios grandes.
–Hay un proyecto de radios de frontera. ¿Qué opina al respecto?
–Todavía no me he puesto al tanto de ese proyecto. Pero estoy seguro de que las radios de frontera son importantes en la soberanía de un país. Por lo tanto, vamos a tratar de fortalecer la comunicación de las fronteras. En los lugares más alejados del país se habla otros idiomas, en el límite de Brasil se habla portugués, en Chile se escucha información chilena, y esto hay que tratar de cambiarlo.