Nervioso y como asombrado, el ex subcomisario de la Policía Federal encaró a las cámaras de televisión que, de madrugada, esperaban su llegada en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Tenía las manos esposadas y, a cada lado, lo custodiaba un policía. “¿Se arrepiente?”, alcanzó a preguntarle algún periodista. “¿De qué me tengo que arrepentir?”, desafió Almirón, mientras los custodios lo metían en un auto con rumbo a los tribunales. Antes de ser reclutado por López Rega en 1973, en los ’60 Almirón había sido exonerado de la Federal por presunta connivencia con delincuentes. Por su actuación en la Triple A, el represor está acusado de los asesinatos de Rodolfo Ortega Peña, Alfredo Curutchet, Julio Troxler, Silvio Frondizi, Luis Mendiburu, Carlos Laham, Pedro Barraza y Pablo Laguzzi, entre otros crímenes. Su llegada al país fue precedida por un fallo de la Cámara Federal que convalidó la reapertura de la causa y reafirmó que los crímenes de la Triple A son delitos de lesa humanidad y que, por lo tanto, son imprescriptibles.