Ricardo Nissen es abogado, especialista en sociedades comerciales. Dirigió la Inspección General de Justicia de Nación durante los primeros dos años del gobierno de Néstor Kirchner, combatió desde allí a las offshore, rediseñó la inscripción de sociedades anónimas y llevó adelante la investigación que permitió dar con los dueños ocultos de Cromañón.

–¿Por qué una empresa como Covelia SA puede necesitar un director “fantasma”?

–La ley dice que el director debe cumplir y poner el máximo de su energía y dedicarse totalmente a la labor, leal y diligentemente, conocer bien de qué se trata. Uno no puede controlar tantas empresas, ni que señores como éste, que viene de una zona muy humilde, pongan la firma, presten su cara o su nombre para poder ocupar directorios en sociedades que están en el mismo lugar. Estas son sociedades truchas.

–¿Para qué se usan?

–Para cualquier cosa, puede ser una sociedad trucha para vender facturas por ejemplo, pero también puede armarse una sociedad trucha, una sociedad que tiene una gran cantidad de operatoria en negro o la que se trasvasó y fue abandonada a su suerte con un jubilado a cargo que como no tiene dinero nadie puede ir a cobrarle nada.

–Pero en este caso, Covelia, por ejemplo, no parece una sociedad trucha en la medida en que cumple efectivamente un servicio. ¿Por qué entonces querría usar a una persona como Arenales en su directorio?

–Pero perdone, Covelia no es parte de esto que usted me dijo. Y en esos domicilios iguales no estaba Covelia con varias sociedades. Pueden haber sido sociedades hechas para vender. En 1999 se usaba mucho inscribir sociedades: entonces había una persona que inscribía veinte y las vendía. Hay gente que necesita sociedades rápido y entonces otra vende la estructura. La gente acá hace esas cosas para evitar responsabilidades. Detrás de toda esta gente deben estar los verdaderos dueños del negocio, nadie tiene 70 sociedades como no sea para venderlas.