Jueves, 5 de junio de 2008 | Hoy
Dos de los espías procesados volvieron a trabajar en la Base Almirante Zar y uno fue premiado con el retorno a su provincia natal. El capitán de navío Gustavo Monzani, que dirigía la sección de Inteligencia de la Base –conocida como “La Casita”–, regresó al mismo lugar físico. Sólo que ahora es el jefe de Habitabilidad, que es el área que administra las tierras fiscales de la Armada en la zona. En tanto, el suboficial Vicente Guantay fue enviado a la delegación de Salta de la Armada, donde nació y tiene a su familia. En la Marina esto es un premio, porque a las delegaciones se destina a los oficiales que han alcanzado un alto rango. Por su parte, el suboficial Vicente Rossi también volvió a la base en el área de meteorología. Como reveló PáginaI12, Rossi es un hombre consecuente: en 1998 había sido imputado en otra causa por espionaje ilegal cuando lo encontraron sacando fotos a una manifestación de juventudes del Frepaso frente a la ESMA. El marino sostuvo que no estaba haciendo inteligencia, sino que sacaba fotos para aumentar sus ingresos. “Las tomé como quien puede tomar las fotos de un anciano en una plaza o de una madre con su bebé”, dijo. La causa se archivó luego de que el rollo de fotos fuera velado y destruido por la Armada. Tras el inicio de la causa por espionaje en Trelew, Rossi se dedicó un tiempo a las actividades recreativas: puso un centro de paintball –un juego bélico en el que se disparan pelotitas con pintura– junto a José Luis Pomidoro, quien también provenía de Inteligencia de la Armada. Para el lugar eligieron un nombre que remitía a los años de plomo: “Zona Liberada”. En la jerga militar de la dictadura, se refería al área que la policía dejaba libre para un secuestro. Después de que este diario informara sobre la existencia del lugar, cerró sus puertas. La Armada, generosamente, le abrió otras.
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