Lunes, 7 de julio de 2008 | Hoy
EL PAíS › NINGúN INSUMO SUBIó COMO LA SOJA
Por Roberto Navarro
Uno de los caballitos de batalla del discurso de la dirigencia del campo es que el alza de los costos es tan grande que con las retenciones móviles pierden plata. El informe que les mostró el presidente de la Comisión de Agricultura, Alberto Cantero, a sus pares para convencerlos de que los productores habían aumentado su rentabilidad a pesar de la implementación de las retenciones móviles revela que el promedio de costos de una explotación agropecuaria en el sur de Santa Fe aumentó un 27 por ciento desde el momento de la siembra hasta la semana pasada. En ese lapso la soja incrementó su precio en un 110 por ciento. Esta relación entre aumento de costos e ingresos se mantiene siempre a favor de los ingresos en las distintas regiones del país en las que se cultiva la oleaginosa.
Los costos detallados en el informe fueron tomados de la revista Márgenes Agropecuarios, que vende más de 50 mil ejemplares entre los productores. El insumo que más subió desde el momento de la siembra, en octubre, es el fosfato, que se disparó un 103 por ciento. Pero aún con el nuevo precio, su ponderación en el total de los costos no supera el 5 por ciento. El glifosato, el herbicida que el dirigente Alfredo De Angeli afirma que aumentó un 400 por ciento, subió un 68,2 por ciento. En ese momento se gastaban 17,6 dólares por hectárea para fumigar con glifosato; hoy son necesarios 29,6 dólares. En el costo total, la diferencia de 12 dólares de aumento significa un 4 por ciento de incremento.
La semilla de soja RR, manipulada genéticamente para que resista el glifosato, subió en el lapso mencionado un 17,3 por ciento: su costo por hectárea pasó de 38 a 45 dólares. Sumando el inoculante y el fungicida, los costos de la siembra crecieron un 17,3 por ciento. Con respecto a la cosecha, en el momento en que se sembró se esperaba un costo de 54,7 dólares la hectárea, pero la mejora de los rindes lo bajó a 50 dólares, con lo que se logró una rebaja de 8,6 por ciento. Los costos de labranzas subieron un 18,3 por ciento. Así, los costos totales antes de la comercialización fueron un 25,8 por ciento superiores a los esperados.
En octubre, el productor de ese campo del sur de Santa Fe esperaba gastar en concepto de comercialización de su cosecha 112,4 dólares por hectárea. Ese costo se elevó a 147,3 dólares, una suba del 31 por ciento. De esta manera, el costo total terminó subiendo un 27,5 por ciento. Pasó de 348 a 444 dólares la hectárea. Pero el aumento de la soja fue tan grande que el martes, con un precio FOB en el mercado local de 579 dólares la tonelada y una retención del 48,18 por ciento, los ingresos habían pasado de 782 dólares a 999,6 dólares por hectárea. Así, el margen bruto se había elevado un 28,1 por ciento, pasando de 433 dólares a 555,6 dólares la hectárea. Pero aún el productor tiene la posibilidad de pedir la compensación a la Oncca por producir menos de 750 toneladas. Así su rentabilidad se elevará a 724 dólares la hectárea, un 65,3 por ciento superior a la estimada cuando sembró.
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