Ya se está transformando en una formalidad, pero sólo ocupó unos pocos minutos de la reunión: los directivos de las cámaras agropecuarias cumplieron en pedir que se hablara de la baja de retenciones y el Gobierno les reiteró que los derechos de exportación no se tocan, salvo que lo disponga el Congreso por ley. Los ruralistas contestaron que ese es el camino que está tomando y comenzaron a avanzar en otros temas.

Pese a las enormes diferencias que tiene el Gobierno con la Mesa de Enlace respecto de las retenciones y la distribución del ingreso, a los funcionarios que participaron ayer de la reunión –el ministro del Interior, Florencio Randazzo; la ministra de la Producción, Débora Giorgi, y el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi– les quedó la poco habitual sensación de que los ruralistas no quieren romper el diálogo. Al menos esa fue la impresión que le transmitieron a Página/12 fuentes de la Casa Rosada.

El de ayer fue el cuarto encuentro con los empresarios del campo y desde el Gobierno dicen que “se harán todas las reuniones que hagan falta, porque lo último que haríamos nosotros sería romper el diálogo”. La misma fuente agregó: “Por suerte parece que ahora el campo tampoco quiere pagar el costo de romper ellos”.

Los dos ejes de la reunión –la negativa a eliminar las retenciones y el progreso en otros temas– fueron tocados anoche por Randazzo en una conferencia de prensa en la Casa Rosada posterior al encuentro con los ruralistas. Sobre el mantenimiento de las retenciones dijo: “No vamos a renunciar a hacer un país mucho más justo”. Y paralelamente señaló: “Vamos a hacer todos los esfuerzos para encontrar soluciones, se sigue trabajando y se sigue avanzando”. La primera de estas frases fue en línea con lo que acababa de decir el presidente del Partido Justicialista, Néstor Kirchner, en un acto en La Plata: “Tenemos que construir una Argentina para todos. No puede ser que un solo sector quiera imponer a los demás cómo hay que distribuir los fondos. Nosotros asumimos en 2003 con un campo quebrado”.

Pese a los dichos, los hechos marcan que seguirán las reuniones. La próxima está prevista para el martes 31. En el Gobierno creen que esa aparente decisión de los ruralistas de mantener el diálogo se debe a que “están obteniendo cosas, no todo lo que quieren, pero avanzan”.

Esos beneficios se traducen en cifras: la transferencia de 1985 millones de pesos por parte del Gobierno a los productores rurales afectados por la sequía en el primer trimestre de este año, más créditos blandos por 7213 millones de pesos. La fuente también especificó lo que no consiguen del Gobierno: “Los 18.000 millones de pesos que implicaría la caída de las retenciones”.

Por otra parte, en el Gobierno dicen no temerle a la sesión especial convocada para mañana por la oposición para tratar en la Cámara de Diputados un proyecto para reducir y eliminar retenciones (ver aparte): “No van a conseguir quórum”, pronostican.

Pese a que el titular de la Federación Agraria anticipó que mañana ejercerán una fuerte presión sobre los legisladores, los ruralistas también parece que le otorgan pocas posibilidades a la viabilidad de que el Congreso voltee las retenciones, en tanto y en cuanto ayer ya anunciaron que si no consiguen ese objetivo comenzarán un plan de lucha.

Aunque al Gobierno obviamente no le cause gracia que los productores rurales vuelvan a protestar en las rutas, también están convencidos de que no habrá cortes, como ocurrió el año pasado. No tienen margen político para hacerlo, interpretan. “Por un lado nos parece que la sociedad ya no se bancaría otra situación así, y por otro lado, varios de ellos van a ir de candidatos en listas de la oposición y no es una forma efectiva de hacer campaña el corte de rutas”, analizó un funcionario de la Casa Rosada.

Como en la reunión de ayer “se trabajó en serio y con bastante armonía”, según la definición de uno de sus participantes, los funcionarios del Gobierno se fueron con una sensación de bienestar y la esperanza de que les dure hasta la próxima reunión.