Los panelistas terminaron su intercambio y unas pocas preguntas hicieron foco sobre las contradicciones entre diagnósticos y soluciones. Un delegado de Bangladesh quiso saber “por qué se han puesto miles de millones de dólares para salvar al sistema financiero que no han puesto como condición el otorgamiento de créditos para activar la economía real”. Un representante de la India pidió disculpas por ser “un pesimista incorregible” porque “cuando ustedes vuelven a sus países, son funcionarios de otras áreas los que hablan otro idioma. Las intenciones son buenas pero se tienen que traducir en medidas reales”.El tercer asiático que levantó la mano fue de Pakistán y dijo: “Estados Unidos tiene que analizar el comportamiento de las políticas del Banco Mundial y el FMI, sus políticas tendrían que aliviar las situaciones de pobreza cuando en realidad las han agravado”. Un delegado de Senegal también apuntó contra los organismos de crédito y pidió que “a las empresas que se beneficien con créditos se las obligue a respetar las normas internacionales del trabajo”. Michale Sommer, el sindicalista alemán, reivindicó la postura de Lula y CFK de rechazo de la flexibilización, alertó sobre la “flexi-seguridad” con que la Unión Europea pretende encarar el aumento del desempleo porque “no está claro qué quieren hacer” y aseguró que “cuando se ayuda a los bancos sólo se lo puede hacer si ayudan a la economía real”. La secretaria de Trabajo de Barack Obama rescató la necesidad de impulsar mecanismos de control y transparencia de los mercados financieros, criticó a las “entidades que apelan a paraísos fiscales para no pagar impuestos”, dijo apoyar las negociaciones colectivas de trabajo “porque queremos que la gente vuelva a la clase media” y agregó que en los Estados Unidos “hay una nueva administración que quiere escuchar, que está tratando de escuchar”.