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Quiteñas

- Aire. Los 2800 metros sobre el nivel del mar de Quito pegaron duro en varios integrantes de la delegación argentina, sin distinción de funcionarios o periodistas. Las quince horas de estadía en esta ciudad no dieron tiempo para la adaptación necesaria. Algunos combatían la falta de aire y el dolor de cabeza tomando té de coca, otros directamente acudieron a los tubos de oxígeno que ofrecían en la recepción del hotel.

- Consejo. A propósito de la altura, la Presidenta este año tomó un medicamento para prevenir el apunamiento, dado que la última vez que estuvo en Quito debió recurrir al tubo de oxígeno. Cristina Kirchner también contó que aquí aconsejan “caminar despacito, comer poquito y dormir solito”.

- Contento. El ministro de Salud, Juan Manzur, participó de encuentro con sus colegas en la Unasur para tratar la pandemia de la gripe A. Contó que sus objetivos se cumplieron, ya que en el documento final de la comisión de salud incluyeron pedidos para que cuando se fabrique la vacuna los países desarrollados no la acaparen. Además, que se le dé prioridad en la venta a la población de mayor riesgo.

- Difícil. Un convento no es buen lugar para una cumbre internacional, donde se amontonan periodistas de todas partes, habitualmente con hábitos pocos recoletos. Para ese enjambre de computadoras, cámaras, teléfonos, cables, y griterío, en esta ocasión los organizadores dispusieron de una sala extremadamente pequeña, con unas 50 sillas y unos 20 puestos para computadoras y sin tomas de electricidad, para desesperación de unos 120 periodistas, que querían una silla y un lugar para apoyar la notebook. Fue así que se produjo una verdadera requisa por los salones del convento San Agustín buscando alguna silla para sumarla a la improvisada sala de prensa. Como contrapartida, muchos agradecieron el catering de jugos de maracuyá y de tomate de árbol y sandwich de cerdo perdiz, aunque para algunos demasiados condimentados para el paladar de las 8 de la mañana.

- Cambio. Es evidente que la Presidenta está produciendo cambios en su esquema de comunicación y su vínculo con la prensa. Como en los primeros años de gestión de Néstor Kirchner, los periodistas de los principales medios del país volvieron a viajar en el Tango 01 para hacer la cobertura de la actividad presidencial en el exterior.

- Mujeres. Una periodista le dijo a la Presidenta que estaba “muy linda, así, sin maquillaje”. El comentario derivó en un breve intercambio de opiniones sobre los pro y contra del maquillaje, que los periodistas varones trataban de descifrar. “Yo me maquillo sola. Aprendí, porque cuando hago algo yo misma quiero hacerlo bien, si no no lo hago. Un día que podamos les voy a mostrar”, dijo dirigiéndose a las chicas de la prensa argentina.

- Apurado. El presidente Lula, luego de la cumbre de Unasur, no pudo quedarse al acto de asunción del segundo mandato del ecuatoriano Rafael Correa. Tuvo que volver de urgencia a Brasilia, porque el vicepresidente José Alencar tuvo que ser internado por una enfermedad que sufre desde hace tiempo.

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