Solange Bellone, la viuda de Sebastián Forza, seguía, al cierre de esta edición, prestando declaración indagatoria ante los funcionarios del juzgado de Norberto Oyarbide. Asistida por su abogado, Miguel Angel Pierri, la joven mujer afrontaba preguntas relacionadas con tres clases de pruebas: documentación encontrada en su domicilio, medicamentos que también fueron detectados en el allanamiento y escuchas telefónicas. Oyarbide dijo públicamente que Bellone continuaba con las actividades de su marido, quien fue asesinado en el triple crimen de General Rodríguez, en agosto de 2008.

En los tres rubros, Bellone negó los cargos. Dijo que no realiza actividad de ningún tipo relacionada con medicamentos y que, además, no tenía injerencia en los negocios de su fallecido marido. Simplemente, explicó, integraba la sociedad –Seacamp– proveedora de la droguería San Javier, pero que todo lo manejaba Forza. Las sospechas apuntan a que Forza era un reducidor de medicamentos robados y que comercializaba el producto de los camiones asaltados a través de San Javier. Bellone insistió en que no tuvo nada que ver con cualquier operativa de ese tipo.

La misma explicación dio respecto de los medicamentos encontrados en su domicilio. Se desligó de ellos, sosteniendo que estaban allí desde la época en la que vivía su esposo.

Aunque se ha dicho que existe relación entre la causa del fraude con medicamentos y la del triple crimen de General Rodríguez, el fiscal de Mercedes, Juan Manuel Bidone, que investiga los homicidios, cree que tuvieron que ver con la venta de efedrina a carteles de droga mexicano. Su hipótesis es que Forza, que provenía del mundo de las maniobras con medicamentos, tenía los contactos para importar la efedrina y se metió a proveerla a los mexicanos. Eso le costó la vida. El juez Ariel Lijo, que ya investigó a Solange, concluyó que ella no tenía protagonismo en la sociedad con Forza, pero la Cámara Federal revocó ese fallo y la procesó. Los camaristas creen que Solange participaba de las actividades ilegales de su marido.