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No se le puede negar cierta ocurrencia para las frases. Ocupado en hacer un balance, Eduardo Duhalde citó indirectamente a una película de fines de los ‘80 sobre Indonesia que se llamaba El año que vivimos en peligro. Aquel título, que bien podría resumir las vivencias contemporáneas de millones de argentinos, se transformó ayer en “el año que vivimos sin el Fondo”. Así bautizó Duhalde al 2002, que coincidió casi completamente con su gestión presidencial en la Casa Rosada. Según la visión presidencial, el balance es positivo y está muy lejos de las vivencias del viejo film sobre la dictadura de Sukarno.
Cada vez que llega fin de año, llega el momento de analizar cómo fue el año. Duhalde no podía ser menos, y ayer dedicó su programa habitual de los sábados por radio Nacional para evaluar los distintos episodios del 2002. Si se repasan sus dichos, sobresale un tono optimista y casi eufórico, que hace recordar un discurso de campaña.
En principio, Duhalde destacó lo que consideró “tres pilares básicos” de su gestión: la contención social, la estabilización económica y la pacificación. En el plano internacional acuñó la frase “el año que vivimos sin el Fondo”, en referencia a los continuos desplantes de los funcionarios del FMI, las prioridades de Roberto Lavagna, y la dificultad para acordar con Hoerst Koehler y compañía. “Lo peor de la crisis ya pasó –casi arengó Duhalde desde la radio–. Mejoraron las variables económicas, se liberó el sector financiero y los depósitos de los ahorristas. Pacificamos el país, dimos contención a los desocupados y estabilizamos la economía,” agregó.
Exultante por los resultados que dio a conocer el INdEC el viernes pasado, el Presidente trató de “no pecar de demasiado optimista”. La advertencia, sin embargo, no le impidió diagnosticar que “la actividad económica se está poniendo en marcha, sobre todo en el interior del país y en la actividad agropecuaria”. “La actividad económica creció por primera vez en los últimos cuatro años”, aseguró, y luego elogió el impacto social y estadístico que provocó el programa Jefas y Jefes de Hogar. “Teníamos en cuenta que iba a tener incidencia, y es lo que buscamos. Se logró todo eso sin ningún tipo de ayuda externa”, recalcó.
Luego, Duhalde lamentó los aumentos de precios en varias mercaderías de primera necesidad y se permitió algunas críticas para “los comerciantes que se aprovechan de la fecha de las vacaciones”. Satisfecho con la principal medida de su gestión, los planes Jefas y Jefes de Hogar, Duhalde aseguró que en octubre bajó la desocupación y “hoy estamos aún mejor”.
El de ayer fue su último programa del año.