Distintas figuras del kirchnerismo se expresaron ayer sobre el alejamiento de Elisa Carrió del Acuerdo Cívico y Social y destacaron la división del armado opositor de cara a las elecciones 2011. “Más que beneficiar al oficialismo, muestra las dificultades que hay para mostrar un modelo alternativo”, expresó el jefe de la bancada oficialista en el Senado, Miguel Angel Pichetto. “La oposición adelantó la carrera electoral y están a los codazos entre Carrió, (Felipe) Solá, (Julio) Cobos”, evaluó el ministro de Economía, Amado Boudou. Como no podía ser de otra manera, el más duro con Carrió fue su enemigo íntimo, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. “A Carrió cada vez la vota menos gente”, aseguró.

Con todo, Fernández no quiso entrar a analizar la decisión de Carrió porque su actitud “es una cosa de locos”. En declaraciones televisivas, sostuvo que Carrió ya no es una dirigente importante en la política y aseguró que “nadie le presta atención porque no tiene criterio, no tiene mucho sentido”. “Como decía mi abuela, cuando no hay cabeza todo se vuelve rabo”, ilustró el jefe de ministros.

Más moderado fue el canciller Héctor Timerman, quien pasó del periodismo a la política activa de la mano de Carrió. “Ella tomó una decisión y hay que respetarla, es la líder de un partido político y dirige a su partido como mejor le parece”, dijo. No obstante, al ser consultado sobre su experiencia de trabajo en el ARI junto a la diputada, explicó que “trabajar con Lilita es difícil, no es una persona fácil, le cuesta construir consensos”. Así y todo, reconoció que Carrió “tiene sus seguidores, algo debe mostrar para que la gente confíe en ella”.

Para Pichetto, en tanto, la salida de Carrió del Acuerdo Cívico era algo que se veía venir. “Era inevitable, porque no confiaba en el proyecto y tenía miedo de la reiteración de un modelo parecido al de la Alianza”, consideró. Pichetto, que estaba en Bariloche para firmar una serie de convenios de construcción de viviendas, dijo que la decisión de Carrió “achica las posibilidades del conjunto de la oposición”. “Me parece que es bueno, porque implica un sinceramiento de la política argentina para estas alianzas o coaliciones que se arman para ganar elecciones y después en el ejercicio del gobierno se debilitan”, expresó el senador.