Lunes, 24 de junio de 2013 | Hoy
Para los investigadores y querellas, estaba claro que los militantes no podían ofrecer ningún tipo de resistencia y que se entregaron desarmados. Cuando pararon el colectivo en Banda de Varela, el sábado a la noche, tenían un punto de encuentro con un Mercedes Benz frutero con una parte de las armas y esperaban un Chevrolet. Eran alrededor de las once de la noche, se estaban cambiando y pasan aparentemente dos muchachos en bicicleta hacia un baile. Ven los colectivos y avisan a la comisaría, que a su vez avisa a la Jefatura Central. A las doce de la noche, con dos patrulleros, se produjo un tiroteo. “Una locura, porque los agarran desprevenidos, en medio de la noche, mientras se están cambiando, y ahí se produce el desbande”, dice el abogado de la querella, Guillermo Díaz Martínez. “Una parte se va por atrás del colectivo con algunos heridos y lo que tienen puesto. Dejan el armamento, estaban sin nada, con dos chasquibum y una gomera. Un grupo escapó a Tucumán y sobrevivió. El otro grupo se interna en las lomadas previo al paso por un río, donde se mojan porque no conocían nada. Empiezan a caminar perdidos, tratando de escapar por la noche, y los sobrevivientes nos dicen que ni siquiera las linternas funcionaban, porque las pilas se les habían mojado. Cinco armas les encontraron en el momento de los fusilamientos. Era agosto, y hace un frío tremendo en este lugar, el monte con espinas, perdidos, caminando sin rumbo, no sabían dónde estaban el Norte o el Sur. Hasta que llegan a las 9 de la mañana a la Capilla del Rosario ya es lunes. Había heridos. El Negrito Fernández –que no está como víctima en esta causa aunque sabemos que fue sepultado como NN en Tucumán manda a un grupo al pueblo más cercano a buscar remedios. Cuando dos van al pueblo, los agarra la policía y los mete presos. Y el grupo que quedó se mete en el monte, atrás de la Capilla, y ahí se esconden en el cañadón del que se habla. No hay que olvidar que el fusilamiento es a las 15 del lunes, que ellos cuando llegan a Catamarca estaban en ayunas, habían comido sólo naranjas. Sumá todas esas horas, sumá el lunes sin comer, en la intemperie, ¿cómo llegan? Destruidos moralmente, más de cuarenta horas así, físicamente destruidos.”
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