Lunes, 30 de mayo de 2016 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Susana Chiarotti Boero *
Si comparamos la convocatoria para las manifestaciones que hacíamos contra la violencia a fines de los ochenta y en los noventa, con las del Ni una menos del año pasado y el que se viene, vemos varias diferencias. Por un lado, el abanico de personas y organizaciones convocadas se amplió considerablemente, incluyendo a organizaciones políticas, estudiantiles, sindicales; varones y mujeres y una gran mayoría de jóvenes que se amalgaman en marchas multitudinarias. Ya no son grupos reducidos de mujeres, en su mayoría feministas, los que reclaman el cese de la violencia de género. Creo que aun no podemos medir lo que esto significa en términos de cambio cultural, pero es evidente que constituye un avance importantísimo.
Otra diferencia se relaciona con la concepción de violencia. Si bien el reclamo por la prevención y sanción de los femicidios (Núcleo central del Ni una menos) se instaló desde el principio, el abordaje de la violencia en las décadas anteriores se centraba principalmente en la violencia física, emocional y sexual. Pero, como trabajar contra la violencia es ir desmontando la estructura patriarcal, pasa que al desarmar un estante de autoritarismo se ven otros que estaban debajo y luego otros más... Actualmente el abordaje de la violencia incluye toda negación autoritaria de derechos, todo maltrato (institucional, mediático, simbólico). La negación a las mujeres de su autonomía reproductiva es una forma de violencia y eso lleva también a que la Campaña nacional por el derecho al aborto sea parte de quienes se suman al Ni Una menos.
Este año el Ni una menos incorporará también otras preocupaciones, relacionadas con el acceso de las mujeres a los derechos económicos. Es muy difícil escapar de una relación violenta cuando no se cuenta con autonomía económica. Las políticas económicas de los últimos meses han disminuido el poder adquisitivo de los salarios y han aumentado el costo de servicios y bienes de consumo básicos y es de prever que los reclamos por estos derechos aparezcan entre las demandas al Estado.
* Abogada, representante de Argentina ante el Comité de Expertas de la OEA sobre violencia de género.
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