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Un rato de sadismo de la mano del propio Rato

Se quitó la sonrisa. El director gerente del Fondo Monetario, Rodrigo Rato, disparó munición gruesa contra el gobierno de Kirchner, como nunca antes desde que asumió. Durante una disertación en el selecto ámbito del Consejo de Relaciones Exteriores (Council of Foreign Relations), con sede en Nueva York, entre otras cosas, dijo que Argentina “mantiene políticas económicas del pasado”; que “la situación sigue siendo negativa” y que “los argentinos saben bien que sus problemas no se revolverán con los resultados de dos buenos años como ocurrió recientemente”. “Esto se lo hemos comunicado varias veces con claridad al gobierno del presidente Kirchner”, reveló el español. Por si fuera poco, reclamó un superávit primario del 4 por ciento del PBI para la administración nacional, casi un punto por arriba del anunciado días atrás por Lavagna en el Presupuesto 2005.
Las declaraciones de Rato se conocieron minutos antes de la cumbre entre el presidente Néstor Kir-chner y el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, también en Nueva York, donde coincidieron en el marco de una reunión de la Organización de las Naciones Unidas. En ese encuentro, Zapatero le expresó a Kirchner el respaldo de España a la posición argentina en el proceso de reestructuración de la deuda y en las negociaciones con los organismos multilaterales de crédito, lo que va a contramano de las fuertes críticas del director gerente del FMI y ex ministro de Economía de la administración de José María Aznar.
“Creemos que la Argentina puede alcanzar una situación normal, pero debe seguir aún un largo camino. Incluso después de dos buenos años todavía le resta mucho por resolver”, afirmó Rato durante su exposición. “Los argentinos saben bien que sus problemas no se revolverán con los resultados de dos buenos años como ocurrió recientemente. Esto se lo hemos comunicado varias veces con claridad al gobierno del presidente Kirchner”, agregó.
Hasta ahora ninguna de las declaraciones del nuevo número uno del FMI había apuntado tan violentamente sobre la Casa Rosada. Pero, desde ayer, las cosas parecen haber cambiado. Rato, evaluaban los analistas, prefirió mostrarse desde un comienzo como un halcón entre los halcones de Washington, donde por nacionalidad y trayectoria todavía debe rendir examen y demostrar que no se ablanda frente a las gestiones políticas iniciadas por la administración Kirchner ante el Grupo de los Siete.
“La situación en la Argentina sigue siendo negativa”, sostuvo Rato, quien enseguida atribuyó este diagnóstico a que el Gobierno “continúa con políticas macroeconómicas del pasado”. Aunque no precisó cuáles son esas políticas, dio a entender que el Gobierno no estaba haciendo lo necesario para acelerar la renegociación de la deuda con los acreedores privados, y fortalecer el sistema financiero. “La Argentina debe adoptar una fuerte política para la reducción de su vulnerabilidad y recuperar confianza a través de un acuerdo con los acreedores”, señaló.
Además, volvió a advertir sobre las leyes que están siendo tratadas en el Congreso, al manifestar que el país “necesita sumar estabilidad legislativa para atraer futuras inversiones”. El viernes pasado había dicho al respecto que el proyecto de ley de regulación de los servicios públicos, promovido por el ministro de Planificación Julio De Vido en el Congreso, iba a contramano de la inversión en el sector de servicios públicos privatizados.
“Es necesario un superávit primario presupuestario del 4 por ciento para que el sector privado pueda tener un mejor rol y una mejor participación” en el crecimiento del país, reclamó, en otro pasaje de su alocución.
Como es sabido, el Poder Ejecutivo presentó la semana pasada el proyecto de ley de Presupuesto para 2005 con un ahorro fiscal de 3,2 por ciento del producto. Pese a la recriminación que ayer deslizó el español, el viernes el FMI postergó por un año pagos prorrogables por 1100 millones de dólares, a cambio del compromiso del Gobierno de pagar obligaciones con el organismo por unos 1460 millones que vencen en los próximos 4 meses. Finalmente, en otro guiño al staff de burócratas del Fondo, que hoy están bajo sus órdenes, Rato relativizó la responsabilidad del organismo multilateral en la crisis del 2001. “La Argentina se ha infligido un castigo a sí misma al dejar de pagar la deuda”, afirmó, e insistió con que el país necesita “recuperar la confianza que perdió en los mercados internacionales”.

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