DEPORTES › RIVER Y BOCA JUEGAN MAL, LOS DEMAS APRIETAN
Un torneo chatito, chatito
Hay once equipos apretados en seis puntos en lo alto de la tabla. La paridad es indudable, pero no certifica buen fútbol.
Por Ariel Greco
La tabla de posiciones del Apertura refleja un dato llamativo. Entre el puntero (River) y el undécimo (Gimnasia) apenas hay seis puntos de diferencia. Más allá de que el equipo de Leonardo Astrada ya sea el líder y Boca sea uno de sus escoltas a una unidad, está claro que este certamen que ya cumplió su primer tercio marca una paridad mucho más notoria que los torneos anteriores. Claro que esa equivalencia no parece estar relacionada con un crecimiento de los equipos sino que la sensación es que los dos grandes, sobre todo Boca, no están en su mejor momento y, de esa forma, les entregan chances a sus rivales.
Si bien son los que arrancaron adelante, la marcha de River y Boca no marca la superioridad que se suponía antes de comenzar el campeonato. El puntero todavía no consiguió consolidar rendimientos convincentes y apenas por el peso de sus individualidades derrotó con lo justo a Argentinos, Instituto y Racing. Además, el domingo dilapidó la chance de escaparse en la punta por no liquidar un partido que en otro momento hubiese definido con comodidad. Por eso, por más que es el principal candidato al título, este momento futbolístico parece dejar margen para que cualquier equipo se anime a pelearle el título. A su favor hay que tener en cuenta que entre lesiones y jugadores seleccionados, Astrada todavía no pudo conformar el equipo ideal y jugó estas primeras seis fechas con ese handicap, en parte disimulado por el gran plantel que posee.
Del otro lado, lo de Boca resulta llamativo. Desde los números, no debería haber demasiados reproches, ya que marcha a un punto de River y ya disputó tres clásicos, con lo que se sacó de encima la parte más pesada del fixture. Sin embargo, el nivel futbolístico que viene exhibiendo y los problemas de convivencia que emergen en el plantel generan una imagen de caos sorprendente para esta altura del campeonato, más allá de las dos caídas seguidas, con San Lorenzo en la Sudamericana y con Independiente en el Apertura. Pero lo cierto es que con el rendimiento mostrado, el equipo de Miguel Brindisi difícilmente pueda sostener su ilusión de pelear por el título. Y si los inconvenientes internos terminan de explotar y los resultados no se dan, el futuro de Boca puede ser muy traumático.
Lo concreto es que, ante ese panorama, los demás clubes tienen derecho lógico a ilusionarse, por lo menos para entreverarse en la conversación. El Estudiantes de Reinaldo Merlo, tercero a dos puntos, salió ileso del Monumental y sostuvo su invicto, con un juego que sorprendió por su actitud de no tirarse atrás y tratar de pelear en la mitad de la cancha. De esa forma, la nueva versión del “paso a paso” superó una prueba importante y permitió que ahora se lo mire de otra manera. Lo mismo ocurre con Vélez, que mañana tendrá su gran examen cuando visite a Boca, equipo con el que comparte la segunda ubicación. Una hipotética victoria lo dejará, en el peor de los casos, a un punto del líder y con la chance de pelear en serio, mientras espera que se recupere su goleador, Rolando Zárate.
Newell’s quedó a un partido de la punta, y el domingo tendrá la posibilidad de acercarse cuando visite a River. Mientras espera insertar definitivamente a Ortega –hoy se le vence el plazo de la habilitación provisoria–, el conjunto rosarino se afirmó en el mix entre pibes y experimentados para ubicarse a la expectativa. Un punto detrás aparece Independiente, reenganchado en la lucha a partir del envión anímico que significó el triunfo ante Boca, en especial por la forma en que lo consiguió. Habrá que ver si puede consolidar la levantada en los compromisos de la semana. Así está este Apertura, con un panorama parecido, pero diferente al de los últimos torneos.