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Estela Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo: “Estamos viviendo un momento de satisfacción, no de alegría, porque la alegría en estos momentos se borra. Quizás en esas cuatro paredes de encierro eterno, Scilingo se transforme en algo humano y pueda confesar todo lo que sabe y nos allane el camino del encuentro de nuestros nietos. El sabe dónde están y él sabe que cuando actuaba en la ESMA allí había una maternidad clandestina, y ahí nacieron muchísimos de nuestros nietos. Ojalá desde ese oscuro y patético lugar su conciencia se ablande, porque las Abuelas no queremos morir sin abrazar a nuestros nietos”.

Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo: “Condenar a Scilingo es condenar al vigilante de la esquina, pero ya que lo condenan, bienvenido sea. Lo importante sería condenar a los gordos, a los responsables máximos de los crímenes, acá o donde sea, pero no que decidan quedarse en su casa porque son viejitos o con sus compañeros en el Regimiento”.

Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS): “La condena a Scilingo demuestra que la persecución de los crímenes de lesa humanidad es una obligación que tienen todos los Estados, sin importar dónde se cometieron los hechos ni quiénes fueron las víctimas o victimarios, en virtud del principio de jurisdicción universal. Debido a la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida, durante años el Estado argentino ha incumplido su obligación internacional de juzgar y sancionar estos delitos. La Corte Suprema aún no se ha pronunciado sobre la validez de las leyes. Mientras que no exista voluntad inequívoca del Estado argentino de juzgar estos crímenes, éstos podrán ser investigados y juzgados en cualquier lugar del mundo. Sólo una pronta decisión que reconozca la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad asegurará que los acusados sean juzgados en el país y demostrará que Argentina es capaz de afrontar su pasado reciente”.

Horacio Rosatti, ministro de Justicia: “Los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles en la persecución penal de los delitos. Argentina cumple con los pactos internacionales sobre derechos humanos porque tienen jerarquía constitucional, de tal forma que vemos con satisfacción que se juzgue este caso, que es un caso aberrante. Argentina es respetuosa de la jurisdicción internacional en materia de derechos humanos porque funciona como un sistema, en el sentido de que articula el derecho interno y el derecho internacional”.

Mirta Mántaras, abogada de derechos humanos: “La sentencia está muy fundada porque analiza con mucha profundidad los elementos de culpabilidad y acredita los crímenes de Scilingo en la ESMA. Además, al plantear la doctrina de lesa humanidad y el genocidio, el fallo abre un camino muy importante para el juzgamiento en Argentina”.

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