EL PAíS › “NO HABRA AJUSTE ORTODOXO CONTRA LA INFLACION”
Con las banderas de Keynes
Tras la pequeña conmoción provocada entre los empresarios por los dichos de Roberto Lavagna en el encuentro anual de la CAC, el resto del Gobierno, desde el ministro del área, Julio De Vido, al propio presidente Néstor Kirchner, optaron por poner paños fríos. En sus discursos de ayer sólo hubo loas para los buenos números del sector y el rol que los empresarios jugaron en la recuperación, y se les aseguró continuidad en el impulso de la obra pública. “No acudiremos a medidas ortodoxas” para frenar la inflación, les dijo Kirchner, “creemos en un país integrado que se pueda desarrollar en la obra pública desde una visión keynesiana”.
Un observador malintencionado podría creer, incluso, que Kirchner desautorizó los dichos de Lavagna. Desde el inicio de la recuperación “nos hemos encontrado con empresarios y trabajadores absolutamente conscientes y responsables”, ponderó el presidente. “Estoy convencido de que ustedes forman parte de la columna vertebral del país. Son una herramienta central en la Nación que todos queremos construir”, agregó.
Luego de las sospechas lanzadas sobre la cartelización en las contrataciones, no fue poco consuelo para los dolidos contertulios. Consultado por este diario, un funcionario cercano a De Vido interpretó que no hacía falta decir más. “Lo que el Gobierno quería transmitir en materia de competencia en las contrataciones ya fue dicho”, sostuvo.
Kirchner ponderó también los instrumentos de política económica a los que se recurrió para salir de la crisis. “No nos atamos a las recetas de la ortodoxia, que nos llevaron al desastre del que venimos”, reflexionó. “El crecimiento de la empresa, el crecimiento del empleo y el crecimiento de la inversión del Estado en obra pública ha generado un fenómeno neokeynesiano que acompañó el proceso de industrialización y recuperación productiva”, se explayó.
Y no eludió el espinoso tema de la inflación, en el que más de un sector le está reclamando la aplicación de las tradicionales recetas de ajuste. “Estamos dispuestos a tomar todas las medidas que sean necesarias sin acudir a las recetas ortodoxas, que terminan frenando la actividad económica”, advirtió.
Después del mal momento que les hizo pasar Lavagna por la mañana, los empresarios que conformaban su audiencia sintieron un alivio. Las palabras del Presidente auguraban la intangibilidad de los recursos previstos para la obra pública y, en consecuencia, la continuidad de sus negocios.