Martes, 17 de enero de 2006 | Hoy
EL PAíS › LA RELACION KIRCHNER-TABARE SEGUN DOS ANALISTAS
¿Cuál es el futuro de la relación entre Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez? ¿Tendrán más peso los conflictos puntuales como el de las papeleras o la afinidad política? ¿El Mercosur decaerá como una unión arancelaria o se convertirá en un bloque regional? Para contestar a estas preguntas, dos especialistas en política internacional analizaron ante Página/12 la situación regional.
“Hay matices y hay diferencias en determinados temas, pero no hay ruptura. Uruguay y la Argentina tienen una afinidad muy fuerte histórica, lingüística, cultural, veraniega y migratoria”, opina el periodista Pedro Brieger, que resalta la sintonía política de los gobiernos de América del Sur. “La relación Kirchner-Vázquez es ideológicamente afín, pero los intereses nacionales han creado una situación de tensión”, considera el analista político Rosendo Fraga que, al contrario, ve compleja la construcción de un bloque que negocie con Estados Unidos o con la Unión Europea.
La relación entre Kirchner y Vázquez pasa por un momento cargado de tensión por la controversia por la instalación de las papeleras en la vera del río Uruguay. Para Brieger, “en Uruguay históricamente ha habido una desconfianza con la Argentina, pero no me sumo a los que hablan de crisis de la relación Kirchner-Tabaré, como en un momento se habló de crisis de la relación Kirchner-Lula. Pero en la Cumbre de las Américas los dos acordaron en decirle no al ALCA, se reunieron y se abrazaron”.
Fraga, por su parte, considera que estos conflictos regionales pueden minar ciertos acuerdos en el terreno de lo ideológico. “Las afinidades ideológicas no anulan intereses regionales, como son para Uruguay las papeleras y la posibilidad de tener acuerdos bilaterales con Estados Unidos y China.” “Lo mismo podría suceder mañana con el gobierno de Bachelet en Chile y el de Morales en Bolivia”, ejemplifica.
La posibilidad de que Uruguay gestione un tratado de libre comercio con Estados Unidos levantó temperatura en el Mercosur. Por detrás, surgieron presiones por las asimetrías comerciales de los países minoritarios. “Paraguay y Uruguay sumados representan el 5 por ciento del PBI del Mercosur. Si no reciben una atención adecuada por parte de Brasil y Argentina intentarán abrirse mercados alternativos”, explica Fraga.
“Uruguay ha dicho que un eventual acuerdo comercial lo sometería antes a una consulta del Mercosur, pero sin lugar a dudas pondría en crisis el Mercosur, por lo menos como ha funcionado hasta ahora”, sostiene.
Al contrario, Brieger considera que es central el gesto político que mostraron los cuatro países del Mercosur más Venezuela en la Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, donde se opusieron al ALCA. “Tiene que ver con la intención política de afianzar el Mercosur. Esto marca un antes y un después con respecto a los noventa, donde había un Mercosur quebrado”, destaca Brieger. Fraga hace una lectura muy distinta: “En la Cumbre, cinco países apoyaron una posición crítica. Pero tanto la relación bilateral de Brasil y Estados Unidos al día siguiente de la Cumbre como las negociaciones bilaterales de Uruguay y Paraguay con Estados Unidos muestran que esa crítica quizás no lo era tanto. Argentina todavía no ha tomado esa dirección”. Brieger aclara que “el No al ALCA no implica que Uruguay no busque tratados bilaterales con otros países”.
Fraga destaca que existen serios obstáculos para la integración regional, a pesar de la afinidad política (con matices) de la Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Chile y Venezuela. “No resulta fácil la negociación comercial en bloque. Parece más fácil establecer acciones políticas comunes, que establecer acuerdos comerciales regionales”, analiza.
Para Brieger, es posible que se superen las diferencias regionales en función de una dirección política común, que produce reordenamientos políticos en la región. “El triunfo electoral en varios países de gobiernos que critican los noventa ejerce una presión sobre todos. El principal apoyo político que hay en la región para Estados Unidos es Alvaro Uribe. Pero en su discurso está dejando de hablar del Consenso deWashington y está hablando de un consenso social. Incluso Uribe tiene que adaptarse a esta nueva realidad”, señala. “Esto plantea un concepto regional diferente”, concluye.
Informe: Werner Pertot.
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