EL PAíS › EL PCC, EL GRUPO AL QUE LE VENDIAN LAS ARMAS

Los dueños de las cárceles

La mayoría de los medios periodísticos y los propios funcionarios políticos y policiales brasileños optaron por no nombrarlo para no darles publicidad a sus actos criminales, pero nadie en Brasil, especialmente en San Pablo, desconoce qué es el PCC. El temible Primeiro Comando do Capital (PCC), la banda criminal organizada más importante de la ciudad más populosa de América latina, sería –según la información de la Comisión Investigadora del Parlamento de Brasil– el principal cliente de los militares argentinos y uruguayos que traficaban armas.

Creada en 1993 por algunos de los más duros criminales recluidos en la Penitenciaria de Taubaté, en San Pablo, el PCC organizó fugas y violentas revueltas carcelarias, así como asaltos y secuestros en las calles paulistas. Según la policía, desde las cárceles logran manejar el tráfico de drogas y la compra y venta de armamento ilegal.

El 18 de febrero de 2001, el PCC dio muestras de su poderío dentro de la cárceles: dirigió una rebelión de reclusos en el complejo carcelario de Carandirú, donde tomó a guardiacárceles y miles de sus propios familiares que participaban de las visitas como rehenes.

En pocas horas, los líderes de la banda –a través de teléfonos celulares que ingresan ilegalmente a las prisiones– extendieron la revuelta a otras 28 cárceles de San Pablo. La policía sólo pudo controlar el alzamiento tras 27 horas de negociaciones y después de una violenta represión en la que murieron 19 reclusos.

En 2003, el grupo lanzó varios ataques sin precedentes sobre destacamentos policiales en todo Sao Paulo, en reclamo de mejoras para las condiciones carcelarias de sus jefes. Durante 10 días de noviembre, el PCC atacó más de 50 destacamentos con ametralladoras y bombas caseras, en medio de una población que creía estar viviendo una guerra civil. En los enfrentamientos murieron 3 agentes policiales y otros 12 fueron heridos. Mientras que el PCC tuvo dos bajas entre sus miembros.

En lo que va de este año la banda sufrió algunos traspiés. El primero fue el 7 de enero, cuando la policía incautó 10 granadas, cuatro revólveres, una pistola, tres rifles y cantidad de munición que pertenecía a la banda. Dos días después, las autoridades brasileñas asestaron uno de los golpes más duros al grupo criminal. Fue cuando después de un minucioso trabajo de inteligencia, la policía logró abortar un intento de liberar al capo narco Fernadinho Beira Mar y al jefe del PCC, Marco Willians Herbas Camacho, alias Marcola, de la penitenciaria de alta seguridad en Presidente Bernardes, a unos 590 kilómetros al oeste de San Pablo. El grupo comando intentó atacar la prisión con misiles, pero fueron desbaratados. Parte de ese armamento incautado sería argentino.

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Una escena del motín de la prisión de Carandiru, manejado por el PCC.
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