Por M. P.
Desde Las Heras, Santa Cruz
¿Los pronósticos se equivocaron? ¿O la jueza quiere manejar la sorpresa? Ayer, justo cuando se cumplía el plazo para las primeras detenciones que habían dado algunas fuentes policiales cercanas al caso, la jueza Graciela Ruata de Leone insistió con que todavía no había ningún identificado. Lo mismo había dicho el lunes, a través de un comunicado de prensa. Según pudo averiguar Página/12 de una muy alta fuente del Poder Judicial de la provincia, la investigación se encuentra en una etapa de cierto estancamiento. “Es muy difícil avanzar por el pacto de silencio que hay en el pueblo. No es cierto que tenemos siete identificados”, aseguró. Sin embargo, en un juego de opuestos, en Las Heras abundan las versiones –la mayoría surgen de la propia policía– de que ya habría detenidos (al menos uno)
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La investigación está alterando hábitos y humores. El clima se refuerza por la llegada de extraños, como los efectivos de la Brigada de Investigaciones de la zona norte, con asiento en Caleta Olivia. Se instalaron en la sede de Vialidad Provincial –varias oficinas en una esquina, con un paredón, alambre tejido y una playa de estacionamiento con camiones– y en los primeros días se movieron en coches Volks-wagen Polo de color gris, sin patente. El sábado, el petrolero Luis Cabana fue subido a uno de esos autos y llevado por la fuerza a Vialidad. La abogada del cuerpo de delegados, Claudia Ferrero, presentó una denuncia por “apremios ilegales”. Ayer la recibió la jueza junto con los demás delegados. La magistrada reconoció que la Brigada de Investigaciones se instaló en Vialidad Provincial, aunque dijo que los efectivos habían dado una versión distinta de los hechos.
Los obreros denunciaron que Cabana fue interrogado acerca de un arma. También le preguntaron el domicilio de un manifestante que recibió una bala de goma en el ojo la noche que murió Sayago. La versión de los policías, retransmitida por la jueza, era diferente. Que habían buscado a Cabana porque tenían el dato de que durante los incidentes había desarmado a uno de los francotiradores. De todas formas, la jueza se comprometió a investigar el incidente. “Nos vamos muy conformes. Nos aclaró que no está encarando una cacería de brujas”, dijo la abogada Ferrero al retirarse de la audiencia.