“La verdad es que no hay motivos para alimentar el optimismo”, resumía la semana que pasó una alta fuente de la Cancillería la perspectiva con la que la diplomacia argentina concurría a las audiencias que comienzan hoy en la Corte Internacional de La Haya. Las jornadas habilitadas de inmediato por el Tribunal son en demanda a un pedido cautelar de Uruguay por el supuesto daño que le representan los cortes de ruta en los pasos fronterizos. “En ningún lugar del mundo donde se cortan las rutas internacionales te tratan bien”, se resignaban anoche en el Palacio San Martín.

Esta vez, a diferencia de las anteriores instancias internacionales por las que pasó el conflicto, como la primera vez en La Haya, en el Tribunal del Mercosur y en el directorio del Banco Mundial, no hay voces argentinas que imaginen una solución favorable. Es que por mucho que se esfuerce el equipo legal de la Cancillería que actuará hoy y mañana en Holanda, con Susana Ruiz Cerruti y Horacio Basabe a la cabeza, será difícil ocultar los motivos de las quejas uruguayas con los bloqueos planteados como postal permanente durante todo el verano.

En la resolución de junio pasado –cuando rechazaron por 14 votos a uno la petición argentina para que Botnia detuviera la construcción de su planta–, los jueces de la Corte Internacional habían advertido tanto a la Argentina como a Uruguay de abstenerse de realizar cualquier acción que pudiera volver más complicado el conflicto que tramita allí. En este esquema, la vuelta de los cortes de ruta, para peor planteados como una medida a largo plazo, podría entenderse como una contravención a lo resuelto por el Tribunal.

La estrategia argentina será despegar los cortes de los asambleístas del gobierno argentino. En ese sentido, los juristas de la Cancillería explicarán lo hecho por la Casa Rosada para evitar los bloqueos y cómo se los condenó una vez que volvieron a plantearse. “Explicaremos que no hay vinculación política entre el Gobierno y Gualeguaychú y que, además, el mismo Estado es el principal perjudicado”, sostenían en Cancillería. Habrá una teorización acerca de las particularidades de la asamblea entrerriana y su accionar, de carácter popular.

Uruguay insistirá con sus planteos sobre los supuestos perjuicios económicos que le plantean los bloqueos a los pasos fronterizos. Para más, tiene a su favor el laudo del Tribunal Arbitral del Mercosur, que ya falló en contra de Argentina sobre este mismo tema. El planteo uruguayo es que los asambleístas funcionan como una especie de “grupo de choque” de la Casa Rosada y para eso se valdrán de algunas frases fuertes del canciller Jorge Taiana y de la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti.

Las audiencias arrancarán a las 10 de La Haya (las 5, hora argentina). No se conocía aún el cronograma que se llevaría adelante, pero, por lo habitual, los representantes de los países se alternan en el uso de la palabra. Las sesiones se extenderán durante hoy y mañana. La Corte podría dar su veredicto mañana mismo, pero es de uso que se tome unos días y convoque a las partes para dar a conocer su decisión. Como se encuentra a puertas del receso por las fiestas, en Cancillería imaginaban que el fallo no se conocería antes del 8 de enero.

Más allá de la condena al corte, en el gobierno argentino no imaginaban que resolución concreta podría disponer el Tribunal. Dado que carece de autoridad fáctica, lo más probable –suponían– era que utilizara expresiones del tipo “no son convenientes” o “deberían cesar” para referirse a los bloqueos. “Pero eso no quiere decir que al otro día vengan los cascos azules de la ONU a desalojar la ruta”, explicaban. Y que el gobierno argentino, entonces, se tomaría su tiempo para llevar a la práctica lo resuelto en La Haya. Qué, cómo, imposible saberlo.

En la Cancillería insisten en marcar que Uruguay no discute el problema de fondo, que es la violación del Tratado del Río Uruguay, al permitir la construcción de plantas papeleras en su orilla.

Curiosamente, ambos equipos legales llegan a estas audiencias con modificaciones. Fue muy comentada la ausencia de Picolotti en el team argentino, aunque en Cancillería aseguran que es sólo porque la hoy secretaria de Ambiente en la anterior ocasión representó a Entre Ríos y ahora es funcionaria nacional. Por el lado uruguayo, los juristas Edison González Lapeyre y Roberto Puceiro se desvincularon por divergencias en la estrategia.