El corte de ruta de Gualeguaychú está en “piloto automático como la arena para un árabe: nadie se lo pregunta más”, dice Gustavo Rivollier, uno de los coordinadores de las asambleas, convencido de que en los próximos días no cambiará nada en la ruta. Ni con la desmilitarización del predio de Botnia ordenada por el presidente uruguayo Tabaré Vázquez. Ni con la resolución que adopte en las próximas horas el Tribunal de La Haya sobre la legitimidad. “Estamos mentalizados para una respuesta: esto sigue adelante, hasta que Botnia se vaya del lugar.”

En este momento, los asambleístas de Gualeguaychú cumplen su tercera semana consecutiva sobre la ruta. El viernes pasado se reunieron por última vez y volverán a verse recién mañana martes. Entre los puntos de análisis del viernes estuvo el corte, pero ya nadie parece preguntarse seriamente si salir o no salir de la ruta.

“Honestamente, creemos que la decisión (en contra) de La Haya es inevitable –dice Rivollier–. Nosotros aprobamos una postura que es que la pastera es para Uruguay lo que el corte a Gualeguaychú, y en ese contexto no hay nada nuevo que nos indique que tenemos que salir de la ruta. Uruguay no ofrece nada nuevo y lo único que tenemos nosotros es el corte.”

La decisión parece inamovible como lo fueron cada uno de sus días y noches de cortes. La Asamblea evaluó todas las chances que tiene para esperar o no en torno de la decisión pendiente de La Haya. Y a esta altura están seguros de que no hay demasiado que esperar, que lo que sucederá no será distinto de lo que pasó con los representantes del Banco Mundial. “Esto es parte de lo mismo –sigue Rivollier–. La Haya, como el Banco Mundial, es parte de un poder central y seguramente va a decir que la ruta está mal cortada, es el mismo poder económico. Y la torpeza es nuestra cuando planteamos el problema en términos de soberanía creo yo, porque acá el problema es otro: es un problema de rentabilidad, de países ricos sobre pobres y de la necesidad de arrojar en algún lado la basura del mundo.”

Alfredo de Angelis es uno de sus vecinos de corte, dirigente de la Federación de Obreros Rurales. Durante el día habló sobre el corte, pero específicamente sobre la decisión del gobierno uruguayo de “desmilitarizar” la zona de Botnia. “Es un acto positivo –dijo–, para el bien del Mercosur.” Y agregó: “Deseo que siga avanzando en la solución definitiva para este problema de la pastera, por el bien de los pueblos latinoamericanos”.

Desde Colón la mirada no era distinta. Poli Echevarría, de la Asamblea Ruta 135, se disponía a mandar por correo electrónico anoche a los vecinos los horarios del corte programados para el cruce a Paysandú. Los cortes sobre esa ruta no son permanentes. Por esa razón, muchos estaban convencidos de que La Haya no se pronunciaría en contra sino a favor. “Esta ciudad está permanentemente abierta, por lo tanto Uruguay no puede decir que hay bloqueo. Si tienen inconvenientes están en un solo lugar.”