Martes, 21 de agosto de 2007 | Hoy
Por Santiago O’Donnell
Los intereses de Marcelo Iurcovich no se limitaban al negocio turístico. Su nave insigne era la firma Poliequipos, una empresa de más de 40 años dedicada al mantenimiento de hospitales y clínicas. En los ‘80 habría tenido como clientes a la Municipalidad de Rosario, el Ministerio de Bienestar Social, la provincia de Corrientes, el Ejército (aunque no aparecen vínculos con su homónimo Poliequipos Militares, involucrada en el tráfico de armas a Croacia), la Dirección Nacional de Emergencias Sanitarias y la Presidencia de la Nación. Pero el gran salto lo dio durante la intendencia de Carlos Grosso, en los albores del menemismo, con el negocio de mantenimiento de los hospitales municipales. En todo caso demostró que su influencia se mantenía durante la intendencia de Aníbal Ibarra, cuando los respiradores del hospital Santojanni dejaron de funcionar, dos pacientes murieron, tres sufrieron secuelas y se armó un escándalo. Un peritaje determinó la responsabilidad de Poliequipos y ante la presión de los medios el Gobierno de la Ciudad anunció que separaría a Poliequipos del Santojanni.
Según Alberto Trimboli, el hijo de una de las víctimas, grande fue su sorpresa cuando se enteró que Poliequipos había sido reemplazada por Indal Tec, una empresa surgida de un desprendimiento accionario de Poliequipos. Cuando se volvió a quejar, se llevó otra sorpresa: a Indal Tec la había sucedido, en el mantenimiento del hospital, Divelux, empresa ubicada en la misma dirección que Poliequipos, que no era otra que la de las oficinas en la calle Paraná de Carlos Sterin, contador del grupo Iurcovich. Poliequipos cambió de nombre y pasó a ser Compañía Industrial de Mantenimientos y Servicios y Divelux se habría mudado a la calle Carlos Pellegrini. Los reclamos de Trimboli quedaron en nada.
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