ESPECIALES › POR QUE AUGUSTO ROA BASTOS
Un supremo, como Joyce
Por A. G. Y.
Augusto Roa Bastos (Asunción, 1917) es el autor de más bajo perfil entre los grandes escritores latinoamericanos que surgieron en los años sesenta y que siguen vigentes al día de hoy. En la actualidad es conocido por su monumental novela Yo El Supremo, de 1974, que gira en torno de la vida del dictador José Gaspar Rodríguez de Francia, que gobernó Paraguay entre 1814 y 1840. Pero a diferencia de muchos escritores que son recordados por una o dos novelas que hicieron su fama, lo fascinante de Roa Bastos es que tiene dos etapas, dos famas. Hijo de Hombre (1960) lo encumbra entre los mejores del continente, así como El trueno entre las hojas, que Armando Bo llevó al cine con Isabel Sarli, en una etapa que puede llamarse “pre Supremo”. Roa Bastos, escondido como parece ahora en Asunción, es mucho más prolífico de lo generalmente anotado. Lo cierto es que Yo El Supremo es su obra cumbre y la más traducida. John Updike, en el New Yorker, lo proclamó supremo al autor. El Washington Post Book World lo comparó con James Joyce, Carlos Fuentes lo encumbró como clásico. Y así muchos más.
Pasó buena parte de su vida en un exilio a veces forzado, a veces voluntario, como por desprecio de los que no lo querían en su tierra. Su vida activa fuera del país termina en profesor de la universidad en Toulouse, Francia, adonde se marchó al interrumpir su última residencia en Buenos Aires, al instalarse la dictadura militar en 1976. De su larga vida en la Argentina disfruta contar un cúmulo de anécdotas, muchas pícaras. Compuso tangos por encargo, escribió teatro y guiones de cine, estuvo empleado en empresas varias, y fue camarero (la palabra es correcta) en un hotel alojamiento, siendo reconocido por un autor argentino cuando llevó bebidas a una habitación. Roa Bastos se guarda el nombre del personaje.
Para quienes lo trataron siempre ha sido un amigo. Por eso era necesario ir a Asunción, a su casa sin nombre y sin número, donde desconecta el teléfono para no ser molestado.