ESPECTáCULOS
“Sigo siendo el mismo, aunque más controlado”
El actor estadounidense Dennis Hopper recibió en el Festival de San Sebastián el Premio Donostia a la trayectoria. Desmitificó su condición de icono generacional y señaló que “Busco mi destino” es “lo mejor que hice, pero es simplemente una película”.
Villano de lujo en producciones que le permiten salir adelante y a la vez director maldito, el actor estadounidense Dennis Hopper recibió ayer en el Festival de Cine de San Sebastián el premio Donostia por su trayectoria. Hopper comentó que se quedó sorprendido cuando su amigo, el pintor y realizador Julian Schnabel, lo llamó para saber si viajaría a la ciudad vasca a recoger el premio en caso de que se lo dieran. “Siento que no merezco el premio, pero voy a aceptarlo de todos modos”, bromeó Hopper, que en la entrega oficial lució en todo momento su humor áspero y contagioso. En la muestra competitiva, en tanto, ayer fue el turno del film Los lunes al sol, del realizador español Fernando León de Aranoa, que cosechó una ovación cerrada.
Hopper (nacido en Dodge City, Kansas, en 1937) comenzó antes de los 20 años una prometedora carrera en Hollywood con James Dean y Natalie Wood, pero unos años después se marchó a Nueva York para estudiar en el prestigioso Actor’s Studio. Fue estandarte de toda una generación en los años 60, cuando los excesos de todo tipo eran parte del día a día. Hopper teme que el hecho de ser considerado como un icono del inconformismo se entienda por el lado menos amable del término. “Puede que eso signifique que no hiciste mucho en tu carrera, pero que hiciste mucho ruido, lo cual también es cierto”, puntualizó riendo. Señaló además que nunca fue problemático en el trabajo, que nunca llegó tarde ni lo expulsaron de un set de filmación, pero reconoció que sus comentarios le generaron más de un problema.
Aunque participó en más de 120 películas, a Hopper se lo recuerda especialmente por Busco mi destino (1969), la primera en recibir la etiqueta de independiente y, además, distribuida por un gran estudio. El actor asegura sentirse orgulloso de esa película (“Es un film que se puso en contra de lo establecido. Siempre se producen momentos oscuros en el poder y hay que reaccionar contra ellos”, dijo) y de su carrera como director, que se vio destruida, según relata, cuando Lew Wasserman, un directivo de la Universal, se negó a distribuir The last movie, en 1971. “Nunca tiré la toalla, nunca dejé de trabajar”, señaló el director, a quien le gustaría volver a rodar, aunque reconoció que le cuesta conseguir financiación.
En San Sebastián coincidió con Francis Ford Coppola y con el presidente del jurado, Wim Wenders. Supo trabajar con ambos, e inclusive Hopper sostiene que fue él quien los presentó. El actor afirmó sentirse “muy satisfecho de ser estadounidense”, y estimó que no hubiese podido actuar con la misma libertad en otros países. “Quiero mucho a mi país y en ningún otro sitio pude opinar tanto. No puedo imaginar a un granjero sin educación recibiendo la oportunidad que tuve yo de hacer Busco mi destino. Aunque no te dejen hacer la película que querés hacer, podés expresar tu opinión y cambiar algunas cosas”, expresó.
Tras los excesos con el alcohol y la cocaína en los ‘60 y ‘70, a partir de los ‘80 Hopper inició un camino de regreso. En principio, dejó la cocaína. “No tomé nada en veinte años. Sigo siendo la misma persona, pero estoy más controlado porque con el alcohol y la droga solía soltar más violencia, pero sigo pensando igual”. El actor, que cada vez es más celebrado en su faceta más desconocida, la de pintor, prepara ahora una película junto a Melanie Griffith, en la que da vida al cantante Frank Sinatra. “Trata sobre cuando Sinatra fue a Australia, a los 59 años, e insultó a una periodista, y fue boicoteado por todos los sindicatos. No lo dejaban salir del país si no le pedía disculpas. Es un guión maravilloso, aunque no sé cantar”, confesó.
No todo fue un camino de rosas para este actor: “A pesar de que tuve una vida fenomenal: he hecho niños, me he drogado, he bebido, he hecho películas, mi carrera tuvo muchos altibajos. Creo que Busco mi destino es lo mejor que hice, pero es simplemente una película. Luego, actué en films de los que me siento muy orgulloso, como Terciopelo azul... y otros de los que no”. Peleado con los productores, Hopper dijo que “la industria deHollywood generalmente está buscando gente joven para reemplazar a los consolidados” y sentenció: “Las películas que se hacen ahora son las mismas que las de antes”.
En el plano competitivo, el festival recibió con aplausos el film Los lunes al sol, del realizador español Fernando León de Aranoa, con Javier Bardem como protagonista. Era una de las películas más esperadas de la muestra, y no decepcionó. El film ofrece un retrato colectivo de un grupo de amigos unidos por el desempleo y las argucias que deben desarrollar para llegar a fin de mes. Al director ya se lo compara con el cineasta británico Ken Loach por el contenido social de este trabajo. Sin embargo, lo distancia del realizador de Riff Raff cierto humor. “No me permitiría hacer una comedia con el drama de la desocupación, pero tampoco una tragedia. No sería justo”, apuntó León de Aranoa, para quien “el humor y la tragedia conviven en la vida, por qué no también en cine”. Antes de escribir el guión, León de Aranoa estuvo documentándose durante dos años, hablando con desocupados, psicólogos y asistentes sociales para comprender la situación de esas personas que (al parecer, en España) nunca son noticia.