ESPECTáCULOS › “MARECHAL O LA BATALLA DE LOS ANGELES”, DE GUSTAVO FONTAN
Tras los pasos de Leopoldo
Por Horacio Bernades
Producida por la Fundación Leopoldo Marechal, Marechal o la batalla de los ángeles se inscribe dentro de una reciente minitendencia del cine argentino a rescatar vida y obra de algunos de sus más influyentes hombres de letras. Es el caso de Cortázar, Historias de amor, de locura y de muerte (sobre Horacio Quiroga), Soriano (sobre el autor de Triste, solitario y final) y Harto the Borges, Los libros y la noche y El amor y el espanto (todas ellas sobre Borges). De poco más de una hora de duración y realizada con presupuesto mínimo, Marechal o la batalla de los ángeles comparte con algunas de ellas el hecho de estar grabada en video (se exhibe en video ampliado, en una única sala) y, ya en términos de propuesta dramática, la peculiaridad de fusionar, dentro de un mismo espacio de representación, anécdotas sobre la vida del autor de Adán Buenosayres, análisis de su obra y, de modo algo esporádico, fragmentos actuados de esa obra. Si bien no carece del todo de interés, la propuesta queda a medio camino, dando la sensación de consistir más en apuntes discontinuos que en una obra cinematográfica autónoma y consistente.
Dirigida por el debutante Gustavo Fontán, que a sus estudios de cine suma una Licenciatura en Letras, posiblemente el mayor hallazgo de Marechal o la batalla de los ángeles sea haber elegido, como espacio unificador, un ámbito que la obra del autor se ocupó de convertir en mítico: el café Izmir, ése donde se juntaban Adán Buenosayres y su barra, y que hace rato cerró sus puertas. Allí, los escritores Horacio González y Claudio Pérez (este último, coautor del guión) se sientan a una mesa, más para discurrir sobre el mundo marechaleano que con un temario sistemático, sirviendo a su vez de anfitriones para personajes que tanto pueden ser reales como imaginarios. Así, junto a ellos tomarán asiento el domador de caballos Liberato Farías (cuyo padre aparece en un poema del autor), una sobrina y las hijas de Marechal, y también el astrólogo judío Samuel Tesler o la curandera Restituta, encarnados por los actores Jean-Pierre Reguerraz y Alicia Berdaxagar.
Renunciando con buen criterio a la linealidad de una bibliografía tradicional, aprovechando la atmósfera ligeramente fantasmal del café de la calle Gurruchaga, Marechal o la batalla de los ángeles no logra despegar, sin embargo, de la sensación de talk show cultural que le otorga el pensar en voz alta de sus anfitriones y el desfile de invitados. Lo cual podría haberse evitado si Pérez y González hubieran entablado la clase de conversación amistosa a la que la garrafa de tinto y los trocitos de queso parecerían estar invitando. Por otra parte, las irrupciones de lo ficcional (a cargo de Reguerraz y Berdaxagar) resultan demasiado tímidas y espasmódicas como para constituirse en algo más que en breves entremeses. Sí resulta fuertemente evocativa la participación de una sobrina del escritor, que con soltura y eficacia recuerda la pasión del autor por los heliotropos, el mate con salamín y los buñuelos de manzana que preparaba la mamá. Tampoco son para desdeñar los testimonios de María de los Angeles y Malena, hijas de Marechal, que le dan un carácter de sombra terrible a Elbia Rosbaco –segunda esposa del autor de Megafón o la guerra– que paraél habrá sido Elbiamor, pero ellas evocan, sin embargo, como la causante de un largo y feo distanciamiento.
Argentina, 2001.
Dirección: Gustavo Fontán.
Guión: G. Fontán y Claudio Pérez.
Producción: Fundación Leopoldo Marechal.
Intérpretes: Alicia Berdaxagar, Jean-Pierre Reguerraz, Horacio González, Claudio Pérez, M. de los Angeles Marechal y Malena Marechal.
Estreno de hoy exclusivamente en la sala 2 del cine Cosmos.