ESPECTáCULOS
“Ahora siento que estoy más cerca de la verdad”
La cantante Fabiana Cantilo, que presenta hoy en ND Ateneo su nuevo disco, “Información celeste”, explica cómo influyeron en su nueva faceta compositiva el budismo y su estadía en el sur.
Por Javier Aguirre
La imagen de los afiches de promoción del concierto es a la vez desafiante, payasesca y sexy: Fabiana Cantilo le pasa la lengua –enorme, casi propia de Gene Simmons, del grupo Kiss– al diapasón de una guitarra. Esa mezcla de sensualidad, chiste permanente y cierta transgresión más pícara que rupturista –definitivamente, menos rupturista que en los ‘80, cuando comenzara su carrera como cantante en el rock argentino– son las tres caras escénicas que ella esgrime incluso en el ensayo, que presencia Página/12. Cantilo presentará, hoy en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918), Información celeste, el séptimo álbum de su carrera solista.
En el disco, arreglado y producido por dos de sus ex compañeros en Los Perros Calientes, Cay Gutiérrez y Marcelo Capasso –ahora autodefinidos como el dúo Bebe Mi Baba–, todos los temas fueron compuestos por Cantilo. Si bien hay algunas colaboraciones (un par de temas coescritos con Gutiérrez, Capasso y el poeta Fernando Noy), una vez más, como había hecho en su anterior CD ¿De qué se ríen?, Fabiana prescindió del recurso que le brindara los principales éxitos de su carrera: interpretar canciones compuestas por sus amigos-peces gordos del rock argentino, como Fito Páez, Andrés Calamaro o Charly García.
–Este es el segundo disco consecutivo en el que grabó sólo temas suyos. ¿Considera que creció como compositora?
–Tengo más experiencia, ya llevo varios años componiendo. Al disco anterior, aunque generó bastantes opiniones contrarias, lo respeto mucho porque me demostró que, digan lo que digan, yo puedo hacer mis temas. Hubo un tiempo en que no me animaba a salir con canciones propias, o me daba fiaca, pero con las canciones propias el compromiso es mayor. Ya entendí cómo es el asunto.
–¿El nombre “Información celeste” rescata parte de su experiencia viviendo en el Sur, o de su acercamiento al budismo?
–La información celeste es lo que uno recibe, lo que uno baja. Es un don. Puede ser que tenga que ver con la meditación budista, aunque la idea en realidad surgió de una charla sobre los mayas. El budismo –que, como dijo mi mamá, es una filosofía y no una religión– me acercó a la verdad, a la luz y a las verdaderas leyes del universo. No sé cuánto pudo haber cambiado mi manera de hacer música, no lo pensé. Lo que sí influyó en mi hábito de componer fue el tiempo que estuve viviendo en una cabaña en San Martín de los Andes. Agarraba la guitarra y me la pasaba grabando cositas, montones de casetes. Así que el trabajo fuerte fue, después, escuchar, elegir y editar todo ese material.
–¿Cómo fue la colaboración con los dos ex Perros Calientes y con Fernando Noy?
–Con Marcelo y Cay tenemos una relación de mucho tiempo, a mí me gusta tocar con ellos y compartimos recuerdos de una época muy intensa, entre el ‘87 y el ‘90. Por eso en el show del Ateneo, si bien va a haber canciones de todos mis discos, y algunos covers, también quise incluir “Empire State”, que es de esa época. Ellos se hicieron cargo de la producción y los arreglos, laburaron mucho. Son obsesivos y yo soy muy fiaca, así que yo estaba re-tranquila. No me necesitaban, todo lo que hacían me gustaba mucho, y si no me gustaba al principio, me terminaban convenciendo. Yo opinaba, obvio, pero cuando se trabaja con gente que sabe más que una no hace falta andar metiéndose. Nunca se me hubieran ocurrido los arreglos que ellos metieron. Es como cuando trabajé con Charly. Y Noy, por su parte, es mi salvación para cuando se me acaba la inspiración. Cuando no sé cómo terminar una letra, lo llamo a Fernando y él la resuelve en seguida con su verborragia inacabable. Yo después me ocupo de ajustar la métrica. Soy una extraña coequiper, pero estoy bien así. En el fondo, todo lo que hago es un trabajo de equipo.