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“El FMI y el Banco Mundial quieren sí o sí la privatización del Banco Nación, el Banco Provincia y el Banco Ciudad”, reveló una alta fuente del Ministerio de Economía, al comentar cuáles son los planes de esa cartera para la banca pública. “Tuvimos discusiones a brazo partido con el Fondo” para que la privatización no fuera esta vez una condición para la firma del acuerdo. El equipo económico consiguió finalmente que el staff del organismo se diera por satisfecho con la convocatoria a tres consultoras internacionales para que elaboren un “Plan estratégico de transformación” de las entidades oficiales, que incluye la apertura del 10 por ciento de su capital al sector privado, el probable cierre de sucursales y la cesantía de empleados, según reconoció el encumbrado colaborador de Lavagna.
“Se puede decir que es una privatización parcial”, admitió más tarde, y luego explicó que “no nos oponemos a la privatización por cuestiones técnicas sino porque es políticamente inviable”. “Le dijimos al Fondo que no hablemos de pajaritos de colores y que hagamos lo que podemos hacer”, sentenció.
La intención del funcionario, según dijo, fue explicar en detalle cuáles son los verdaderos objetivos del Gobierno respecto de la banca pública, tras las críticas generalizadas que recibió cuando se supo que el acuerdo con el FMI dispone el inicio de un proceso de reforma. De entrada, el funcionario reconoció que los negociadores argentinos tuvieron “discusiones a brazo partido” con los técnicos del Fondo porque éstos quieren “sí o sí” la privatización del Nación, el Provincia y el Ciudad. Luego sostuvo que el Gobierno descarta esa posibilidad, pero reconoció que lo hace porque es “políticamente inviable”. Y finalmente comentó los términos del trabajo previsto de aquí hasta que finalice la actual gestión, que debería continuar el próximo gobierno.
En la misma línea, indicó que “nosotros no tenemos tiempo” para encarar una reforma de la banca pública como la que les parecería deseable, pero “al menos queremos dejar planteada esta propuesta”. “Si en la Argentina nos ponemos a esperar el momento adecuado para hacer cosas no podríamos hacer nada”, afirmó el funcionario. “Queremos dar este envión –continuó— porque necesitamos una banca pública sustancialmente más eficiente de la que tuvimos en los últimos años.” Uno de los datos que el funcionario consideró relevante para apurar los pasos es que “la morosidad de la cartera de los bancos públicos es absolutamente escalofriante”. Cuando se le consultó si esa mora ronda o supera el 50 por ciento, el funcionario indicó que es menor, pero que igualmente es muy alta.
La ratificación del equipo económico de su intención de avanzar con la reforma de la banca pública coincidió con la estadía de Lavagna en Washington, adonde se reunió con la número dos del Fondo, Anne Krueger. También fue una respuesta política a quienes habían salido a oponerse a los planes del Gobierno, como Aníbal Ibarra y Roberto Feletti. El hombre de Economía estaba particularmente molesto con Feletti, el presidente del Banco Ciudad, a quien descalificó en sus opiniones porque anunció su interés de acompañar a Ibarra en la fórmula para las elecciones de la jefatura de Gobierno. “Todo lo que dice es porque está en campaña”, interpretó. Estos se habían quejado porque se quiere limitar la expansión de los bancos oficiales.
A fin de mes, el Gobierno lanzará a través de los principales diarios del mundo una convocatoria a tres consultoras internacionales para que diseñen un “Plan estratégico de transformación” de la banca pública. Cada una de las consultoras elegidas elaborará una propuesta para cada banco: el Nación, el Provincia y el Ciudad. El proceso de selección arrancará a fin de mes y culminará recién el 29 de agosto próximo. Un día más tarde y durante tres meses, cada agencia preparará sus sugerencias. En el borrador del documento que utilizará el Gobierno para hacer la licitación internacional se menciona que “en una segunda fase, y luego de un nuevoproceso de licitación y contratación internacional, se llevará a cabo la implementación definitiva del mencionado programa de transformación”. Para ello, el Gobierno obtendrá financiamiento del BID. Sólo para llevar adelante los cambios en el Nación harían falta “300 millones de dólares”.
El Gobierno consiguió el acuerdo con el FMI pactando como condición la reforma de la banca pública. Se trata de un compromiso que se traslada de la actual gestión a la próxima. La pregunta por ahora sin respuesta es qué ocurrirá si el sucesor de Eduardo Duhalde rechaza el plan. El funcionario de Economía consideró necesario realizar la transformación “porque la banca pública tal como está va camino a un proceso de autodestrucción, así como ocurrió en el pasado con ELMA, EnTel. y Petroquímica General Mosconi”. “Si la banca pública no cambia rápido, no tiene destino”, enfatizó.
Por otra parte, el funcionario destacó que directivos de dos bancos, el Nación y el Provincia, tuvieron una respuesta positiva a la propuesta de reforma. “El Nación está alineado con el trabajo que estamos haciendo”, puntualizó, mientras que el Provincia “ya había iniciado contactos con una consultora para encarar un proceso de modernización”. Del Banco Ciudad no quiso opinar porque “Ibarra y Feletti están en campaña”. Por último, el funcionario señaló que el Banco Municipal de La Plata solicitó su propia incorporación al plan de reestructuración.