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Viña del Mar tuvo un final argentino

En el cierre del festival, Charly García y Los Nocheros rindieron al “monstruo” chileno, que “exigió” premios y más premios.

Ni escándalo ni silbidos: Charly García fue premiado con la Antorcha de Plata en el Festival de Viña del Mar, que vivió su noche más argentina al consagrar también a Los Nocheros, ganadores de todos los premios que el público del festival otorga a los artistas. En el caso de García, primó el reconocimiento a su trayectoria antes que el resultado artístico de la noche, ya que el artista debió lidiar con constantes problemas técnicos y de sonido y no abandonó sus costumbres de escenario.
Charly, un espectáculo en sí mismo, llegó al escenario en silla de ruedas, de smoking y con cintillo rojo, los enormes auriculares que viene utilizando en sus últimos shows y las uñas pintadas de rojo. Se sentó en un sofá rodeado de tres teclados y comentó: “Hay un boludo que piensa que estoy loco y un boludo que piensa que estoy bien”, en referencia al concejal de Viña que sugirió un examen psiquiátrico. Así dio comienzo a su actuación con una voz ronquísima, quizás producto de la trasnoche en un pub de Viña donde tocó hasta las 5 de la mañana. Tras “Rezo por vos” y “Pasajera en trance”, el turno de “Demoliendo hoteles” dio pie a cambios de letra que cambiaron el párrafo “Yo que crecí con Videla” por “Pinocho”, en alusión a Augusto Pinochet. No conforme con eso, siguió: “Hay guerra en el mundo y van a bombardear Irak. Les quiero mandar un mensaje a Estados Unidos e Irak: I’m Charly García... Say no more”.
A pesar de las canciones, el músico argentino vivió una pelea constante con el equipamiento de escenario. Entre los acoples de sonido y los manojos de cable que iba enredando con sus zancadas por el escenario, García terminó arrojando una guitarra e inutilizando uno de los teclados a patadas. Tras una intervención de Pedro Aznar –jurado de la competencia folklórica–, y un relajada versión de “Influencia”, fue la primera despedida: “Fue un placer tocar acá, ¿eh? Todo lo que me dijeron fue mentira”. El público, inusualmente complaciente para su apodo de monstruo, pidió más temas y terminó exigiendo la Antorcha de Plata para el músico. Debajo del escenario, Charly dio su propia definición de Viña del Mar: “pluralista, grandioso, producidísimo y un poco kitsch”.
Para Los Nocheros, en tanto, fue la noche soñada. El grupo salteño, que ya venía dulce por el disco de platino que le había otorgado su discográfica en Chile –por las 20 mil copias vendidas por Los Nocheros en vivo–, ganó el escenario de la Quinta Vergara en medio de una ovación de las 15 mil personas presentes que luego se traduciría en premios, tantos como para marcar un record y convertir al grupo de “folklore romántico” en el representante extranjero más exitoso en toda la historia del festival. Gracias a canciones como “Entre el cielo y la tierra”, “Mucho más que piel”, “Ausencia” y “No saber de ti”, entre bises y más bises el público pidió para Los Nocheros la Antorcha de Plata, la Antorcha de Oro y hasta la Gaviota de Plata, que en rigor sólo se entrega en la competencia internacional y folklórica (en esta última se impuso “Pintadita”, de los argentinos Raúl Silva Orozno y Fernando Barrientos). “Uno sueña con muchas cosas, pero esto sobrepasó todo. Semejante entrega de cariño... no sé si nos lo merecemos. Sólo tengo palabras de agradecimiento, nos llevamos uno de los recuerdos más lindos de nuestra vida”, dijo después el nochero Jorge Rojas.

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García no dio un gran show, pero se llevó la Antorcha de Plata.
 
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