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El uruguayo Leo Maslíah es un prolífico autor de canciones, cuentos, novelas y alguna obra de teatro. En Ediciones De la Flor lleva publicados más de quince pequeñas grandes obras, como Servicio de habitación (2002), Telecomedia y otras teatreces (2001), Carta a un escritor latinoamericano y otros insultos (2000) y Líneas (1999), entre otras. En la feria presentó su libro de cuentos más reciente, Horóscopos y otras sentencias, en un espectáculo en el que incluyó lecturas y canciones de distintas etapas de su carrera. Allí interpretó, por ejemplo, “Corriente alterna”, uno de sus clásicos, y temas nuevos como “El neoliberalismo”, las versiones libres de “La metamorfosis”, de Franz Kafka, o de “La bella durmiente”, actualizada sobre una fuga de Bach, en la que el príncipe Carlos Saúl le roba a la princesa las joyas que tenía bajo el tul. Maslíah tiene más de treinta discos, desde Cansiones barias (1980) hasta los recientes Textualmente I y la reedición de Leo Maslíah y pico, editados por Epsa Music. Además, pronto saldrán a la calle Textualmente II y un disco infantil que grabó con el rosarino Pichi De Benedictis.
Muchos de los presentes en la Feria del Libro ya habían escuchado en alguno de sus espectáculos o en CD sus desopilantes predicciones del zodíaco. Pero todos respondían con carcajadas, como si fuera la primera vez, cuando Maslíah decía cosas como: “Desconfíe de los familiares y amigos. Le están preparando una jugarreta que prácticamente lo/la dejará en la calle. En contrapartida, puede usted con toda tranquilidad confiar en los extraños. Si gente que no conoce le ofrece caramelos, acéptelos. Y compre todo lo que le quieran vender: detergentes mágicos, tápers, tiempo compartido, etc.”, les recomendó a los taurinos. Para los de Cáncer adelantó que están a punto de emprender un importante viaje. “El consejo es que saques pasaje con bastante anticipación, ya que el ocho coma tres por ciento de la población es de tu mismo signo y, por lo tanto, se volcará masivamente a cumplir con el mismo vaticinio.”
El resto de Horóscopos y otras sentencias transcurre en el universo que Maslíah supo construir durante años, entre ingeniosas tensiones del lenguaje (como “Cuento sin el primer signo”, en el que logra narrar un encuentro amoroso sin usar la letra “a”, o “Ho mameso”, la historia de un lugar donde la gente tenía sólo tres palabras, hola, oso y mamá), personajes obsesivo-compulsivos y un sentido común que llevado a sus extremos se desnuda como el menos común de los sentidos. Como la vida misma.