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El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) cerrará hoy a las 19, en la sala José Hernández, la presente edición de la feria, y mañana será el último día de actividades. La noticia de la participación del escritor portugués se conoció apenas unas horas después de que el autor de El año de la muerte de Ricardo Reis, El evangelio según Jesucristo, Todos los nombres, Ensayo sobre la ceguera, La caverna y El hombre duplicado, entre otras obras, pisara suelo argentino, invitado por las editoriales Alfaguara y Capital Intelectual SA y después de que sus polémicas declaraciones en relación con la situación de Cuba –dijo que hasta aquí había llegado su apoyo a Fidel– generaran un revuelo considerable alrededor del mundo. En ese marco, el escritor celebrará la vigencia del evento, el mayor de este tipo en Latinoamérica, y uno de los indicadores más claros de la estrecha relación que los argentinos, más allá de desavenencias económicas y sociales, mantienen con la cultura.
Este año, la feria superó ampliamente las expectativas de los organizadores y los editores. Mientras el país se debate en la disyuntiva política que definirá su futuro inmediato, la industria del libro da signos de lenta pero franca recuperación, en una espiral ascendente que también comparte con otras ramas de la producción cultural, como el cine.
Así lo demuestran los números que sellan el rotundo éxito de esta 29ª edición. “Estamos felices”, sintetizó a Página/12 Vilma Colina, secretaria de Prensa de la Fundación El Libro, horas antes de que culmine el evento que contó con la participación de figuras extranjeras de la importancia del peruano Mario Vargas Llosa, los españoles Manuel Vázquez Montalbán y el juez Baltasar Garzón, los mexicanos Paco Ignacio Taibo II y Gonzalo Celorio, y con buena parte de los más prestigiosos escritores locales.
Las cifras confirman una realidad alentadora: este año concurrieron 1.200.000 personas (la cantidad registrada en el 2002 fue de 1.150.000 visitantes, un 15% menos) y las ventas se incrementaron un 40% respecto del año pasado, según estimaciones de los expositores consultados (30% Planeta, 35% Galerna, 55% Alfaguara). Lo que confirma que lejos de datos aislados, los números de la feria se vinculan con el repunte lento pero sostenido del sector: la proporción en que aumentó la producción y edición de libros en el primer trimestre del año también es del 35%, si se la compara con las cifras correspondientes a los primeros meses (poscorralito) del año pasado.
El lema de este año –“Los Argentinos y los libros”– no podría haber sido más acertado, en virtud de la gran cantidad de mesas redondas, presentaciones y debates que discurrieron en torno a la problemática sociopolítica por la que atraviesa el país, bajo una certeza implícita: la idea de que existe la posibilidad de que a partir de los volúmenes presentados y el aporte de los intelectuales, periodistas y escritores que participaron de esta edición se pudiera contribuir a revelar aspectos clave de eso que vulgarmente se llama identidad nacional y, sobre todo, a despejar las razones de la actual crisis.
Algunos de los volúmenes presentados en estos días en el marco de la feria, tales como La Argentina es un misterio, de Joaquín Morales Solá; El saqueo de la Argentina, de María Seoane; El misterio argentino, de Pablo Chacón; La Argentina robada, de Mario Cafiero y Javier Llorens, o Cómo somos. Trapitos argentinos al sol, del periodista Carlos Ulanovsky, o Tiempos de crisis, vientos de cambio, del economista Mario Rapoport, son de por sí evidentes. Aunque hubo muchas otras figuras de primera línea de la cultura y el periodismo –Osvaldo Bayer, Andrew Graham Yooll, José Pablo Feinmann, Miguel Bonasso, Magdalena Ruiz Guiñazú, que coordinó la mesa “Por qué quedarse en la Argentina”; Santiago Kovadloff, Martín Caparrós; Araceli Bellota, que participó de la mesa “La Argentina, ¿enigma o estigma”, y hasta Ernesto Sabato, además de los autores citados– que también aportaron su visión sobre el tema en el marco de las actividadesmás diversas, haciendo de estos interrogantes una constante, acaso la más visible, de esta edición de la feria.