EL PAíS › ECONOMISTAS VS. POLITICOS ALREDEDOR DE LOPEZ MURPHY

La rara interna de la derecha

Con el tercer puesto en la elección del domingo, Recrear tuvo su primera interna para ver el futuro. Los políticos quieren que los economistas ultraliberales aflojen un poco y se callen.

 Por José Natanson

De un lado Manuel Solanet, Julio Piekarz y Daniel Artana, los académicos ultraliberales que permanecen aferrados a su dogma incuestionado. Del otro, el grupo de los infieles a FIEL: ex radicales, ex delarruistas y provinciales que buscan balancear el peso interno de los economistas. En el medio, Ricardo López Murphy, que luego del tercer lugar obtenido el domingo pasado enfrenta ahora la tensión entre sus amigos de siempre –sus ideas de siempre– y la tímida apertura que proponen sus nuevos compañeros de ruta.
Economistas
Solanet –el más influyente y también el más dogmático– funciona como el capitán de los economistas que rodean al líder de Recrear. Ingeniero, con estudios de Economía en Chile, Solanet fue funcionario de José Martínez de Hoz, secretario de Hacienda de Roberto Alemann y, más tarde, miembro del Consejo Académico de FIEL. “Es el más cerrado de todos, no sólo ideológicamente, sino también en lo personal. Es como un robot”, definen cerca de López Murphy. Cuando el ex ministro lo designó como secretario de la Reforma del Estado, durante su breve paso por Economía, Solanet esbozó un plan de largo plazo para ahorrar 3500 millones de pesos por año, que incluía la eliminación de 314 unidades administrativas del Ejecutivo y el despido de 94.850 personas. Eso sí: los nuevos desocupados tendrían una indemnización de 6 a 12 meses y recibirían “ayuda psicológica” del Estado.
En aquel entonces, Domingo Cavallo, que poco después asumiría como ministro, se cruzó en un seminario con Solanet, que tenía una pierna enyesada y rengueaba. “¿Qué hacés, Manuel, te lastimaste de tanto echar empleados públicos?”, lo toreó Cavallo.
Julio Piekarz fue funcionario de carrera y gerente general del Banco Central. No tiene los pesados antecedentes de su colega y es mucho más simpático, por lo que López Murphy lo premió en la campaña exhibiéndolo como su futuro ministro en caso de triunfar en las elecciones. “Al menos te saluda, y si te vio dos veces hasta es posible que se acuerde tu nombre”, exagera un asesor del ex ministro. Más allá de características personales, Piekarz comparte con Solanet –y con López Murphy– la línea básica de su pensamiento económico: el diagnóstico que indica que la suba del gasto, el déficit y el endeudamiento –es decir, la falta de oportunos recortes– fueron las causas del colapso del modelo de los 90.
En agosto del 2001, Piekarz propuso, antes que nadie, la tesis del déficit cero, que luego llevaría a la práctica Cavallo. Dos meses atrás el hombre no había cambiado su obsesión fiscalista y defendía en un reportaje la necesidad de “contener al sector público” como modo de evitar nuevos males, otorgando más autonomía al Banco Central, a la Secretaría de Financiamiento, la CNV y a los entes reguladores de ART y AFJP.
Hay otros economistas en el equipo de López Murphy: Daniel Artana, ex funcionario de la Dirección de Análisis Fiscal en el ocaso de la dictadura y ex secretario de Hacienda de la Alianza; Jorge Kogan, otro ex funcionario de la dictadura experto en temas de Infraestructura, y los dos Sturzenegger, el padre Adolfo y el hijo Federico.
Tensión
Además de los economistas, López Murphy se ha ido rodeando de un grupo de dirigentes y técnicos de diferente origen, con una historia política alejada del tupper de FIEL. En general, coinciden en que la única forma de ampliar el caudal electoral del domingo es generar una apertura cada vez mayor, que consolide a López Murphy como el líder permanente de la oposición al peronismo. Entre los integrantes del “ala política” se destaca un nutrido grupo de radicales, como los bonaerenses Francisco Mezzadri y José Lladós, principal operador político del candidato, y el ex senador pampeano y ex embajador en España Ricardo Laferriere, que asesora a López Murphy en temas vinculados con la educación y la cultura.
Cerca de los radicales aparecen los candidatos para los dos principales distritos. Además de su paso por la gestión de Fernando de la Rúa y cierto pragmatismo ideológico, la porteña Patricia Bullrich y el bonaerense Hernán Lombardi comparten la estrategia, que básicamente consiste en mostrar una amplitud mayor que la exhibida por López Murphy durante la campaña. Es lógico: saben que el 16,5 por ciento del domingo pasado alcanzó para salir tercero en una elección nacional frente a un peronismo dividido, pero difícilmente baste para hacer pie en distritos esquivos como la Capital y la provincia.
“El objetivo es hacer una coalición lo más amplia posible”, sostiene Lombardi. Bullrich piensa igual: su plataforma de gobierno, lejos del espíritu privatizador que da sentido a la vida de los economistas de FIEL, incluye un capítulo sobre la necesidad de aumentar el presupuesto para educación y cultura y la promesa de no privatizar el Banco Ciudad.
El tercer núcleo de Recrear es el de los dirigentes de los partidos provinciales, que suelen exhibir largas trayectorias políticas –a menudo iniciadas en alguna administración militar– y cierto prestigio en sus distritos. Entre ellos hay un grupo –integrado por Alberto Natale y Ricardo Gómez Diez, entre otros– que apuesta a una construcción de largo plazo, que supere la coyuntura electoral y que convierta al partido de López Murphy en una fuerza política nacional y permanente. El mejor ejemplo es Carlos Balter, uno de los dirigentes con mejor imagen de Mendoza, que sin embargo fracasó como candidato a gobernador en 1999 y a senador en el 2001. “Los fenómenos nacionales, como la Alianza en el ’99 o el PJ en el 2001, lo terminaron aplastando. Se dio cuenta de que los partidos provinciales ya no son un negocio”, explican cerca de López Murphy.
Aunque no se trata precisamente de luchadores progresistas, los dirigentes provinciales, los ex radicales y los candidatos (Bullrich y Lombardi) presionan para lograr cierta apertura. “Tuvimos algunas discusiones para moderar la propuesta económica, para hacerla más potable. Pero ése no es el problema, porque las ideas de López Murphy en ese tema son claras y su liderazgo es indiscutible. El inconveniente es que a algunos de los economistas no les alcanza con sus números o sus papeles y se quieren meter en política. Y puede ser que entiendan de economía, pero de política no entienden nada”, aseguran cerca del ex ministro.
“La idea es que entre más gente: peronistas, radicales, liberales. Así se puede balancear internamente el peso de los economistas y explorar un discurso menos cerrado”, explica un asesor político del líder de Recrear. Como el resto de los integrantes del “ala política”, el hombre confía en que, finalmente, López Murphy terminará abandonando a sus viejos compañeros de ruta: algo que, bien mirado, también significa abandonarse un poco a él mismo.

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López Murphy ve una tensión entre sus dos alas.
 
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