ESPECTáCULOS › MARIE BOTIE Y MALCOM GUY, DOCUMENTALISTAS CANADIENSES EN LA ARGENTINA
“La música puede mover conciencias”
Su trabajo en Buenos Aires tiene que ver con “Músicas rebeldes de las Américas”, un documental que ya les demandó cuatro años de producción y que asume como objetivo enlazar las diversas y lejanas corrientes culturales de la resistencia social. Los investigadores centraron aquí su atención en el grupo Santa Revuelta, “porque luchan y son alegres”.
Por Cristian Vitale
Toma I: Martes, 3 de la tarde. Dos extranjeros contrastan con la multitud de obreros desocupados que asisten a un piquete en La Matanza. Junto a un austero equipo de producción, filman el batifondo que la agrupación Santa Revuelta arma para entretener y representar a los desplazados del sistema. Para que el frío no desmoralice a la militancia. Toma II: Jueves, 6 de la tarde. Ahí nomás de la Plaza de Mayo, reaparecen los extranjeros... esta vez para tomar otro aspecto de la resistencia. Las trabajadoras de Brukman, apoyadas por un puñado de militantes del PO y del PTS, reclaman por la recuperación de la fábrica para la que trabajan. No parecen sorprendidos. “Hace 20 años que estamos en esto”, dicen con absoluta sencillez cuando son abordados por Página/12.
Ella, Marie Botie, es una investigadora muy interesada en los movimientos de aguante social que suceden en la globalidad hegemonizada por Estados Unidos y sus amigos. Ha generado documentales referidos a la situación de la mujer en Medio Oriente (Los bebés, 1991), o a la situación de los inmigrantes en los países centrales (Cuando los inmigrantes se reúnen, 1999). El, Malcom Guy –X, agrega orgulloso– ha cristalizado en films hiperrealistas su postura crítica sobre las nuevas formas de colonialismo. Ambos son canadienses –más precisamente de Quebec– e integran la productora Multi-Monde, ella como directora, él como presidente. “Si bien estuvimos en casi todo el mundo, hemos construido material fílmico abundante sobre los movimientos populares en Filipinas”, informa Botie, sobre una cuestión de explosiva actualidad.
El trabajo de Botie, Guy y compañía en Argentina tiene que ver con la última fase de un documental llamado Músicas rebeldes de las Américas –de Río Grande a Tierra del Fuego–, que les demandó 4 años de producción. El trabajo, que se va a proyectar a partir de marzo del año próximo por TV Quebec, Telecultura de Brasil, TV 5 –el canal francés que se ve en toda Latinoamérica– y varios canales europeos, narra diferentes facetas de las luchas sociales latinoamericanas, “miradas a través de los ojos, las vidas y las voces de los músicos comprometidos con ellas”, robustece Guy. Para resumir cómo se funde la América rebelde en el canto popular, la productora encaró una pormenorizada investigación a través de Sophie Morriset (también traductora) y dio con cuatro aspectos distintos de una sola realidad –la dependencia de los países periféricos– encarnados en Santa Revuelta, Lila Downs, Chico César y Oyeme Choco. Santa Revuelta fue el grupo elegido para retratar la crisis económica y social argentina que devino del fracaso neoliberal; Downs –hija de madre mixteca y padre estadounidense–, para reflejar a través de su voz la marginación sufrida por los mexicanos que mueren en la frontera con EE.UU. buscando migrar y mejorar sus condiciones de vida; César, para narrar el fenómeno de los sin tierra en Brasil y Choco, como portadora musical de los vejámenes y desplazamientos que sufren los campesinos colombianos, víctimas de los grupos paramilitares que dicen combatir la guerrilla de las FARC. “El eje gira en torno a cuatro temas –apuntala Malcolm–: los efectos del FMI, la tierra, la violencia militar y la cuestión indígena.”
–Hay una lucha en común que los aúna. ¿Cuáles son las diferencias entre los artistas elegidos, según su óptica?
M. G.: –César es una estrella muy popular en Brasil. A nosotros no nos importaba eso, pero lo cierto es que es mucho más conocido que Choco, que basa su música en darle fuerza moral a su pueblo. Su canto está más atado a su tierra. Downs tampoco era conocida cuando empezamos. Recién se hizo famosa cuando cantó en la película sobre Frida Kahlo. Tiene una hermosa voz y, además, es muy linda. Aníbal –uno de los músicos de Santa Revuelta– también es lindo. Y canta casi tan bien como Lila (risas).
–¿Por qué eligieron a Santa Revuelta?
–Porque dedican todas las horas de todos sus días a la lucha social. Para ellos, la resistencia es una prioridad, y eso es justo lo que buscábamos. Además son alegres y la alegría es un aliciente central para animar luchas, que son muy duras.
La idea de Multi-Monde nació en momentos en que los movimientos de resistencia contra la globalización ganaron gran repercusión mundial, con las manifestaciones en Seattle y Montreal. “La idea era empezar en ese momento de auge de masas –recuerda Botie–, pero, por la envergadura del proyecto, no podíamos conseguir financiamiento.” La primera tarea, entonces, fue encarar algo parecido pero jugando de locales. “Justo había una agitación muy grande en Quebec contra el acuerdo de libre comercio (ALCA) –prosigue Marie– y se nos ocurrió filmar el suceso, de por sí más pequeño y realizable.” La prueba piloto se llamó “Musiques Rebelles Quebec” y fue estrenado durante la cumbre de las Américas, en 2001, cuando Multi-Monde trabó relaciones con varios grupos musicales globalifóbicos que terminaron motorizando el ambicioso proyecto latinoamericano. “Tenemos dos objetivos: uno es poner en evidencia las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos sobre América utilizando el ALCA como herramienta, y otro, enlazar a los diferentes trabajadores culturales de esta gran resistencia”, manifiesta Malcolm.
–¿Cuál es la explicación del segundo objetivo?
M. G.: –Achicar las diferencias entre los artistas. Parece mentira, pero los músicos luchadores no se conocen entre sí. El documental, entonces, aparece como una manera de enlazarlos. En Argentina, por ejemplo, la manifestación fue multitudinaria en las calles, nadie se calló la boca. En Colombia, en cambio, la protesta es más suave porque la resistencia se da en el campo, adonde los medios de comunicación no llegan. Nadie sabe realmente lo que sufre esa gente los paramilitares están masacrando comunidades enteras. Es preciso tirar lazos para que todo el mundo sepa lo que ocurre, a través de sus artistas.
–¿Hay una intención estética de descubrir las particularidades de la música de las diferentes regiones de América o solamente retratar de qué manera la música actúa en los movimientos sociales?
M. B.: –No hay una investigación sobre los estilos musicales, pero en la elección de los grupos tuvimos en cuenta la idea de sintetizar de la manera más concisa posible el espíritu del sonido de Latinoamérica.
–¿Cuáles fueron las peculiaridades de cada región que los sorprendieron?
M. B.: –En México, por ejemplo, apenas llegamos, había una huelga general indígena que confluía con la oposición que se había organizado alrededor del ALCA. Era una huelga de hambre, porque la supervivencia de los huelguistas estaba en juego y en la movilización tenían cantadores cantando “el campo no aguanta más”. En Brasil estuvimos en una ocupación de tierras por parte del MST, con Lula recién llegado a la presidencia. Fue algo conmovedor.
–¿Qué recepción podría llegar a tener el documental en Canadá? ¿La gente está interesada en estos temas?
M. B.: –El objetivo que nos impusimos es tocar el corazón de gente que no está motivada por conocer las luchas en Latinoamérica. Creemos que la música es un buen elemento para mover sus conciencias. Y en estos momentos, el contexto está dado para lograrlo.