ESPECTáCULOS › LA AGRUPACION FALTA & RESTO, TRANSFORMADA EN LA SUPERMURGA
“Somos los superhéroes del Sur”
La murga uruguaya está presentando en La Trastienda un nuevo espectáculo, con más soporte musical y la misma crítica de siempre.
Por Karina Micheletto
Falta & Resto cruza esta vez el Río de la Plata con una amenaza concreta: llegan los superhéroes del Rey Momo, que buscan y defienden esquivas libertades. Los que llegan son los diecisiete integrantes de La Supermurga, con un coro murguero sustentado por primera vez por una aceitada formación instrumental. La multitudinaria banda, que ya recorrió varias localidades del interior del país, se está presentando en La Trastienda, todos los sábados de octubre. Los de esta noche y la semana próxima serán los últimos espectáculos.
La idea de La Supermurga surgió a partir de la presentación que Falta & Resto hizo en el último carnaval uruguayo. “Nos transformamos en superhéroes del sur. Mofándonos de la estética de los superhéroes, los empleamos para decir una cantidad de cosas desde acá para el Norte”, explica Raúl Castro, fundador y letrista de la agrupación, en la entrevista con Página/12. Algo así como la venganza del Tercer Mundo, que pone en boca de sus superhéroes lo que nunca tendrían ganas de decir Superman o el Hombre Araña: “Tiemblen, llegó la hora de la dignidad del pobre, ya no hay más chance de ocultar la realidad. Somos los títeres de un cruel titiritero, que unos llaman Don Dinero y otros llaman Capital”, anuncian los uruguayos al abrir el espectáculo. “Esos papeles con imagen de prohombres, que sólo pierden valor si son próceres de acá, son el ejemplo del mandato del imperio: ‘naciste en el tercer mundo, te vamos a devaluar. Por cada un Washington es un millón de Artigas, y por cada Casa Blanca mil cabildos pagarás’.”
En La Supermurga, el espectáculo gana un nuevo formato sonoro con el grupo instrumental que se suma a la fila de ocho voces, y se abre a un público más amplio que el estrictamente murguero. Con la incorporación de teclados, vientos, guitarras, bajo, más otra línea de percusión además de la tradicional en la murga, las letras de la Falta y los clásicos que suelen interpretar con Jaime Roos como “Brindis por Pierrot” o “Que el letrista no se olvide” se lucen con solos instrumentales como la guitarra de Eduardo Mauris o los impecables vientos de Gastón Ackerman, también arreglador musical del grupo. “Si los músicos de rock o pop siempre utilizaron a la murga como apoyo, nosotros hacemos al revés: nos valemos de los instrumentos para resaltar al coro, que sigue siendo central”, explica Castro. Felipe Castro, hijo de Raúl, solista y encargado de la puesta en escena del espectáculo, fue el principal promotor del “experimento”. “Al principio yo era medio escéptico, no sabía si iba a funcionar, con tanta gente teniendo que ponerse de acuerdo. Pero ahora que nos entusiasmamos, ya no nos paran”, acepta el letrista.
Castro compuso junto con Jaime Roos las letras de algunos de los temas más populares de su repertorio, y va a seguir trabajando con él en este impasse de shows de cuatro años que el cantautor se tomará para componer. “Lo nuestro fue amistad a primera vista. Trabajar con un autor riguroso como Jaime implica que no te podés dejar avasallar, pero los dos vamos cediendo en la forma de componer, nos tenemos mutua confianza”, explica el murguero. También fue letrista del mítico Jorge Lazaroff, a quien reconoce como la persona que más lo incentivó para escribir canciones. “El Choncho me mostró un camino de creatividad sin concesiones. Siempre me decía algo que me quedó como una guía: ‘tenés que ir por un camino diferente, por donde no haya huellas’”, recuerda Castro.
Aunque, lógicamente, en el público de Falta & Resto siempre hay uruguayos luciendo camisetas o banderas, es una de las pocas murgas que tiene un público propio en la Argentina. “Es que los argentinos quieren más a los uruguayos que los uruguayos a los argentinos”, asegura Castro. “Nosotros a veces los miramos a ustedes con cierta onda de ‘a quién se creen que le ganaron’, por esa fama que se hicieron, sobre todo los porteños. Entonces los agarramos para ese lado. Los argentinos hinchanmucho por los argentinos, los uruguayos tendemos a tirarnos más para atrás.” Castro tiene a mano una observación sociológica con la que ejemplifica la diferencia: “En la Argentina te subís a un taxi con un banderín de Boca y le preguntás al taxista: ‘¿cómo juega D’Alessandro?’. El tipo te dice: ‘notaaable’. Acá te subís a uno con un banderín de Peñarol, preguntás: ‘¿cómo juega Abreu?’, y el taxista contesta: ‘noooooo... ¡es un borracho!’”.
Diferencias futbolísticas aparte, en los últimos años la murga fue ganando espacio en una y otra orilla del río. “Ahora hay murgas a la uruguaya, a la argentina, y está surgiendo un nuevo estilo mezclado que podría ser rioplatense, con la perfección coral de la uruguaya y el despliegue escénico y coreográfico de la argentina. Es una especie de revolución de las murgas desde el sur, una forma de ponerse a decir, y no esperar a que vengan los demás a decir por uno”, se entusiasma Castro. “Porque la murga tiene un efecto multiplicador: te dan ganas de sumarte, te conecta con los otros, te hace discutir de política, de deportes, de por qué aumentaron las papas. La murga es el pueblo cantando, por eso uno se siente tan responsable de lo que dice cuando hace una letra.”